Un sindicato de la Policía Municipal de Iruñea desvela que, después de la denuncia de un presunto trato de favor a Ignacio Polo, se ha reemprendido una caza de brujas en busca del responsable de la filtración. Ha habido interrogatorios a todos los agentes presentes esa noche y se ha lanzado una nueva operación de castigo con cinco expedientes en diez días. La situación de terror es tal que la mayoría de los agentes va las 24 horas con una grabadora encendida.
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