Casi dos meses después de la nevada y tras insistentes llamadas al Ayuntamiento de Madrid para ver cómo procedían con el árbol muerto, pagó 350 euros de su bolsillo a un jardinero privado para resolver el entuerto y comunicó a la administración que lo haría. Ocho meses después del temporal, recibió una notificación oficial del Ayuntamiento que le pide 247,60 euros por el permiso de tala.
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