Hay muchos gigantes de la venta en internet, y no voy a citar ninguno de sus nombres. Porque basta buscar un producto en Google para que aparezcan con los mejores precios. Óptimos resultados para el consumidor perezoso, y en general lo somos. Eso reduce las posibilidades de elección, limitando al mediano y pequeño comercio. Aquí es cuando salta el amigo troll para decirte: compramos ahí porque es más barato. No siempre es cierto. Es el primer precio más barato que hemos encontrado online. Pero los resultados no son inocentes, están dirigidos al interés de unas cuantas empresas.
Cuando investigas descubres que si buscas el producto por el nombre de fabricante y su modelo, los resultados cambian. Aparecen los gigantes de la venta online, pero también otros, y entre ellos, si buscas, algunos que tienen idéntico precio. Te lleva un poco más de tiempo saber quién es cada empresa, si nacional o de otro país de la UE, o del mundo. Tienes que entrar en sus páginas e ir al quiénes somos. Personalmente desconfío cuando no lo incluyen. Cuando lo hacen, y dependiendo del texto, enseguida notas la redacción profesional del publicitario, o la emoción genuina del dueño del negocio.
Hoy me llegó una bomba de extracción de aguas sucias, que le compré a mi suegro, porque aunque le he puesto un ordenador conectado a internet, no se siente demasiado seguro. Me vino con las ofertas de los grandes, a consultarme, porque usar Google, claro, sí que sabe. Le expliqué que no tenían porque ser los más baratos, aunque solían serlo, pero algunos de ellos tratan muy mal a sus trabajadores, y como él lo fue, y yo lo soy, debíamos comprar a alguien que los trate bien. Eso no le importó mucho, siempre que su bomba llegara.
Elegimos un modelo por características de potencia de extracción, y un fabricante porque nos daba garantías. Yo busqué, como indicaba, en un par de buscadores. Entre los resultados había dos empresas gigantes de internet y dos que no me sonaban, pero que tenían los mismos precios que las otras. Investigué estas últimas, una era un gran grupo francés, incluso me parecía haberlos oído nombrar, quizá de alguna publicidad. La otra era una empresa familiar de San Juan, Alicante. Primera sorpresa económica, el precio de los gigantes no incluía envío, pero la de estos dos, sí. Rechacé la francesa, de igual precio, para apoyar un negocio nacional, yo vivo en España y me parece interesante apoyar a negocios del país, que pagan -confío- sus impuestos aquí. El trato estuvo muy bien, se notaba el negocio pequeño donde hay un humano detrás de los emails que se te envían, alguien preocupándose por ti. Me gustó también que el mensajero que vino a traérmelo era un hombre mayor, creo que dueño de un negocio o franquicia de reparto donde él hace el reparto cercano a su oficina. Porque arrima el hombro como los demás. Si no lo es, es en todo caso un trabajador mayor de 45 y eso me gusta, porque sé lo difícil que es trabajar después de esa edad si te quedas en paro.
El resultado conseguido era el que esperaba. No contribuir al monopolio de los gigantes de internet y apoyar el pequeño comercio. Sé que soy una gota en el océano del consumo, y que esta decisión no va a cambiar el mundo. Pero también sé que hoy he ejercido esa pequeña parcela de libertad que me han ido quitando los políticos y el voto cada cuatro años. A mi me gustaría elegirlos para que intentaran cambiar el mundo en mi favor, y en el de todos, pero no lo hacen. Comprar tampoco es un acto de rebeldía, pero elegir, siempre lo es.
Cuando el ejército de Estados Unidos se retiró de Afganistán y los talibanes retomaron el poder (el 30 de agosto de 2021), dejando a la primera potencia militar mundial en el más absoluto ridículo, Hollywood puso en marcha su maquinaria de blanqueamiento con la producción de dos películas muy similares en las que dos arquetípicos héroes americanos escapan, de una forma u otra, de los malvados talibanes: Operación Kandahar (guión de 2015, casting completo en diciembre de 2021, filmada en 2022, lanzada en 2023) y El Pacto (casting en octubre de 2021, filmada en 2022, lanzada en 2023).
En la primera, Gerard Butler, haciendo de operativo de la CIA, y su traductor, haciendo de buen salvaje, escapan de los barbudos montañeros tras un chivatazo a medias entre la prensa e Irán. En la segunda, Jake Gyllenhaal, en su papel de militar de las Fuerzas Especiales, viaja a Afganistán (financiado de su propio bolsillo) para rescatar a su traductor, en su papel de buen salvaje, de los adoradores del AK-47.
Previamente a la retirada, cuando las banderas estadounidenses se estaban agotando de tanto cubrir féretros, se lanzó The Outpost (2020), en la que traicioneros milicianos afganos atacaban una y otra vez un puesto militar perdido perdido de la mano de Alá. La película sirvió como alfombra para justificar una posible retirada, debido a la imposibilidad de defender todo Afganistán y al carácter fanático e irracional de sus habitantes.
Antes de esto, hemos podido disfrutar de películas tan variopintas como Black Hawk Derribado (1997), donde soldados americanos escapan de la salvaje Somalia; En Tierra Hostil (2008), donde un artificiero enganchado a la adrenalina vuelve a Iraq varias veces para desactivar bombas; El Único Superviviente (2013), donde otro militar americano escapa de las garras talibanes gracias a los pashtunes tras un "ataque" fallido; El Francotirador (2014), donde un S.E.A.L. es enviado a Iraq para dar cuenta de otro francotirador enemigo a dos kilómetros de distancia; y, más recientemente, 12 Valientes (2018), donde un grupo de boinas verdes trata de adentrarse en Afganistán.
Hollywood se ha encargado de dejar muy claro quiénes son los buenos y quiénes son los malos de la película durante su historia, salvo aquella vez que les dio por hacer Rambo III (1988) ensalzando a los muyahidines, aunque fuese en un contexto anti-comunista (una temática muy ochentera, como pudimos ver en El Sargento de Hierro, de 1986). Desaparecida la amenaza roja, los estudios cinematográficos encontraron a su villano perfecto en todo lo que oliese a musulmán, y mucho más tras los ataques del 11 de Septiembre.
Pero el enfoque cambió. Ya no eran películas de fusil y trinchera, de tanques contra tanques, de bosques ardiendo, infierno sobre la Tierra y olor a Napalm por las mañanas. Ya no se trataba de enseñar quiénes eran los buenos de la película, que se daba por sentado, sino que los buenos de la película hacían las cosas bien. A los conceptos del honor y el patriotismo había que añadir otro: la precisión. Se acabó lo de soltar bombas a diestro y siniestro, de los cañonazos y la patada en la puerta antes de preguntar; ahora la imagen debía de ser otra: que el mejor país del mundo tiene los militares mejor preparados, que las mujeres también pueden llevar un casco de kevlar y, sobre todo, que Estados Unidos "solo" dispara a los malos. La guerra es limpia, los civiles apenas se inmutan (salvo para salir corriendo o que reciban una bala de los propios malos), todo es estrategia y puntería. El enemigo es grosero, incivilizado, salvaje, disparando a diestro y sinestro mientras grita "derka derka muhammad jihad".
Uno de los mayores propagandistas militares de Hollywood, también llamado por otros director de cine, y que no es más ni menos que el explosivo Michael Bay (Armageddon, Pearl Harbor, Transformers, 13 Horas), disfruta en lo que él llama películas de mostrarnos el potencial tecnológico y la exactitud de reloj suizo con la que trabaja el ejército estadounidense. En Transformers (2007) y varias de sus secuelas, pudimos ver cómo los cazas pueden lanzar misiles en cuidades pobladas por millones de habitantes causando cero bajas (salvo, por supuesto, las de los robots malvados). 13 horas (2016) nos muestra la soberbia inteligencia y precisión yanki, una vez más con los "moros" como villanos.
Hollywood también se percató de otra cosa. ¿Cómo era más fácil llegar a los jóvenes? ¿Mediante historias de guerra? ¿O con películas basadas en los cómics y juguetes de la infancia? Gracias al avance del CGI, la posibilidad de que esto último resultase en un producto ridículo, casi cómico, quedó superada (salvo bochornosas excepciones). Desde la mencionada Transformers, pasando por G. I. Joe hasta toda la franquicia Marvel y DC, se ha enseñado a toda una generación que la fuerza bruta y el poder absoluto, si lo ejerce un estadounidense o, en su defecto, un aliado, es positiva, limpia y pulcra con los civiles. Tony Stark salvó el solito en Iron Man (2008) a los habitantes de una aldea de ser secuestrados, oh sorpresa, por malvados señores con pinta islámica (los mismos que le secuestraron a él). Con el Capitan América, descubrimos que los malos siguen siendo una especie de sucedáneo de los nazis mezclado con los rojos (Capitán América: El Soldado de Invierno, 2014) contra la libertad y el libre albedrío.
Pero el culmen llega con Capitán América: Guerra Civil (2016) en la que, de una forma muy poco sutil, y tras la muerte de civiles provocada por una nueva "vengadora" procedente de una ex-república soviética (Wanda Maximoff / La Bruja Escarlata), el Capitán Rogers se niega a tener que dar cuentas de las actividades de su grupo de superhéroes a la ONU, en base a la libertad... para, al final del film, descubrir que el responsable de su lucha interna es un militar también ex-soviético. Qué decir de que, al final de toda la saga (hasta el momento), todos los superhumanos muertos, salvo Tony Stark, no sean americanos (la propia Wanda, su hermano y la mismísima Viuda Negra).
Después de esta exposición, ¿alguien se pregunta por qué Estados Unidos y buena parte de "occidente" apoya casi incondicionalmente al estado de Israel? Muchos ciudadanos de estos países pensarán, "si nuestro ejército defiende lo bueno, y lo hace bien, y los israelíes son nuestros mayores aliados en Oriente Medio, entonces su ejército también defiende lo bueno y lo hace bien".
Si lanzan misiles sobre edificios civiles, "es que no serían edificios civiles; habría terroristas"; si mueren civiles por explosiones, "la culpa es suya por no haberse marchado"; si se les cortan los suministros, la luz, el agua y las comunicaciones, "se lo harán a los terroristas". ¿Dónde están esos grupos de fuerzas especiales que entran en orden y sigilo a los refugios de los malos para detenerlos mientras el vecino de al lado prácticamente puede seguir con la cena? ¿Dónde están las redadas en las que aparece un helicóptero y en cinco minutos ya tienen a los villanos atados de pies y manos bajo las hélices? ¿Dónde están esos misiles cuyo alcance de la explosión acaba justamente donde termina el pie del terrorista más lejano?
No existen. Porque la guerra no cambia. La guerra es sucia, cruel y sangrienta, y se lleva tanto a culpables como inocentes por delante. Las guerras suelen conducir al genocidio. Y no lo digo yo; lo dice la historia, incluso la historia más reciente (Somalia, Kurdistán, Balcanes, Ruanda, Yemen, Kuwait, Cáucaso). Las películas son solo eso, películas. Solo venden una versión azucarada de la lucha entre el presunto bien y el presunto mal, o las partes que mejor venden a quien las produce. En Palestina no hay grupos de élite israelíes apuntando con sus láser para que los misiles den perfectamente en el blanco, ni francotiradores disparando con precisión a la cabeza de quien lleve un pañuelo verde, ni bondadosos militares protegiendo a civiles del bando contrario, ni un Capitán Israel desarmando terroristas con los puños y un escudo. No, Palestina parece más bien un viejo sargento, con una estrella de David al cuello, mirando el humo de las explosiones mientras afirma con aire satisfecho: "me gusta el olor del fósforo blanco por la mañana".
A La Razón, y a otros medios de la derecha, no les gustan las buenas cifras de paro que se han publicado y han comenzado una campaña de cuestionamiento de las mismas. Hoy mismo publica un artículo donde aumentan la cifra "real" de parados en 480.000. Pero la realidad es que no ha habido ningún cambio estadístico en los últimos años en la forma de contabilizar el paro.
Si nos vamos a las última cifras de parados publicadas por del Gobierno de Rajoy de mayo de 2018, vemos que figuran exactamente las mismas categorías que actualmente a la hora de clasificar a los inscritos en el INEM.
Mayo 2018
Octubre 2022
Eso sí, la cifra de 3.252.130 parados de entonces no se cuestionaba (a pesar de estar calculada exactamente igual que la actual de 2.914.892) y era vendida como un gran éxito de Rajoy.
No suelo escribir artículos largos, pero en este haré una excepción. Desde hace unos meses he estado escribiendo relatos cortos, microrrelatos y textos humorísticos. Pensé en reunir unos cuantos de los que más me gustaran e imprimirme algo tipo libro de tapa blanda encargándoselo a alguna imprenta local u online.
Me puse a ver precios y eran todos carísimos o requerían una tirada mínima que no podía asumir, ya que mi objetivo no es vender libros ni ganarme la vida con ello y aunque lo fuera son precios bastante altos para autopublicar sin una editorial que te respalde.
Buscando la forma más cómoda y sencilla de hacerlo me topé con el KDP de Amazon, es básicamente un sitio donde puedes subir tu manuscrito y ellos lo suben a su web cómo un artículo de compra normal, pero solo para libros. Aquí sus precios. Luego encargas uno en papel y te lo mandan a casa cómo cualquier otro producto.
A continuación hago un breve resumen de cómo autopublicar y autoeditar tu libro:
Precio: 0 €, si externalizas alguna cosa quedara más profesional, pero si no quieres ganar dinero y es solo para ti, te sobra con 0 €.
Programas: Word y conversor online de Word a. PDF.
Tiempo: unas horas aparte de hacer el libro en sí.
Resultado: Cómo cualquier libro de tapa blanda de una librería.
Imaginemos que tenemos escrita nuestra novela, antología o poemario o incluso nuestro diario personal de los últimos años, todo vale aquí (mínimo de 24 páginas). En mi ejemplo será una antología de textos humorísticos. Lo tenemos escrito en Word cómo cualquier otra cosa. Le tenemos que dar forma(usar plantilla de Amazon [Usar la del tamaño 6x9]y poner encima de nuestro texto) con título, indice y división de capítulos cómo explican aquí.
1-Registrarnos en KDP con nuestros datos personales, es una cuenta aparte de la de Amazon normal.
2-Hacemos clic en añadir libro de tapa blanda y meter todos los datos de nuestro libro: título, subtitulo, autor, descripción, palabras clave para que otros lo encuentren y 2 categorías que te dan a elegir.
3-Amazon nos da un ISBN gratuito, pero podemos usar uno nuestro por si queremos publicar en otro lado. Dejadlo todo cómo esta hasta llegar a subir manuscrito, tenemos que subirlo en. PDF. Conseguimos el archivo con nuestro Word y el trasformador online que está arriba. Es importante que en el . PDF este todo bien puesto cómo nos dice aquí.
4-Crear una portada, si no quieres trabajar mucho en ello elegir una que solo son palabras, sin imágenes. Ahí elegiremos los colores que más nos gustan o una imagen depende del tiempo que queramos gastar.
5-Darle a vista previa y ver que toda esta cómo queremos. Portada y el interior todo correcto y nos sale un mensaje a la izquierda en verde que nos dice que está bien. Al acabar nos dirá el precio de impresión del libro, si tiene menos de X páginas el precio es fijo (1,90 €).
6-Precio del libro, podemos ponerlo al mínimo para que lo compren amigos y familiares baratos o al máximo para que no lo compre nadie. Podemos pedir libros de prueba que los mandan con una marca de agua y solo pagamos la impresión.
7-Darle a publicar y esperar a que Amazon nos lo apruebe, tardan menos de 72 h.
8-Al tener ya terminada la versión en papel nos da la opción de crear el Kindle, versión digital, rellenamos los datos cómo en la versión en papel, solo cambia la portada que no nos vale la otra, pero podemos crear una con el programa de Amazon. Para subir el manuscrito recomiendo un buen maquetado, aquí un video de ayuda.
9-Publicar el Kindle y así tenemos las 2 versiones. Tenemos que esperar una semana o así para que se sincronicen los 2 y estén en la misma página
Aquí tenéis lo que he subido yo, no es spam no quiero que lo compréis, solo que veáis cómo queda. La mayoría de los textos humorísticos que hay en el libro los he publicado aquí y están gratis. He reescrito la mayoría mejorando chistes y remates. Recomiendo verlo si tenéis el Kindle unlimited para ver cómo queda.
También se puede hacer una página de autor y demás chorradas de forma gratis.
Así conseguimos tener un libro con una impresión de calidad por menos de 2 € e incluso puedes ganar dinero (jajaja).
Si tenéis dudas os puedo ayudar, ya que lo he resumido bastante sin entrar en detalles.
Que la atención primaria en España va de mal en peor es un hecho. Que en algunas comunidades , como Madrid, este descalabro va a toda pastilla es palpable. Para muestra un botón.
Ayer acudí a mi centro de salud para pedir cita con mi médico de familia. Ya no se ven las colas de gente para hacerse pruebas del covid. El tema es que la App de cita sanitaria hace semanas que no funciona. Intentar conseguir cita por teléfono es un tomadura de pelo: después de tenerte varios minutos hablando con una máquina y dándole tus datos, te dicen que te pasan con tu centro de salud, donde no contestan y, en la práctica, te manda a… “el hiperespacio”. Puedes intentarlo tres, cuatro veces, que el resultado es siempre el mismo, pero has perdido 20 minutos y te sientes toreado.
Total, que voy al centro de salud. Espero la cola de los que están en situación similar a la mía y, finalmente, la señora del mostrador me da cita: ¡Para dentro de 10 días!
Da igual lo que tengas. En 10 días se te puede haber pasado solo (pero sufriendo las molestias) o puedes haber empeorado y haberte mandado al hospital. Pero tú te esperas 10 días.
Se están cargando la atención primaria, sobre la que han descargado gran parte del esfuerzo sanitario durante la pandemia, pero sin apenas refuerzos ni mejoras.
Eso sí, tu médico tiene la suerte de poder salir de cañas por Madrid sin encontrase contigo para que no le asaltes y le cuentes algo así como: “¡Hombre, qué casualidad! Ya que lo veo, me gustaría contarle que tengo un fuerte dolor abdominal por las mañanas…”. Seguramente preferiría encontrarse a su ex.
En resumen, la atención primaria no se está yendo a la mierda, la están llevando a la mierda, y con mucho ímpetu y ganas...
El Mundo publica hoy una información sobre los ataques a la central nuclear de Zaporiyia en la que se hace eco de una información de Reuters, pero resulta que la manipula para que diga justo lo contrario de lo que dice: si en la original de Reuters, Renat Karchaa es un ruso asesor de la empresa energética rusa Rosenergoatom que denuncia bombardeos ucranianos a la central; en la información de El Mundo pasa a ser una asesor de la empresa ucraniana Rosenergoatom que está denunciando ataques rusos.
El año 2003 es el año clave para la comunidad de Madrid (e indirectamente para España). Ese año se produjo un acontecimiento que cambió sin duda el rumbo de las politicas tanto de la autonomía como del Estado. Desde 1995 el PP gobernaba la Comunidad de Madrid. Pero en 2003 los resultados de las encuestas les dejaba apartados del gobierno de la Comunidad de Madrid en favor de Rafael Simancas (PSOE) y de Fausto Fernandez (IU), algo que no podían permitirse en aquel momento con Aznar de presidente del gobierno central y en plena escalada de la burbuja inmobiliaria. Y por eso, lo que supondria en pelotazos para la comunidad, de sobres y contabilidad B para el partido (como años después se demostraría judicialmente) decidieron tener un plan B para el dia de las elecciones. Meses antes de las elecciones prepararon el Tamayazo y con ello se aseguraban que como minimo hubiera repetición electoral y mientras se aclarase la situación tener el marketing a favor de que todo fue culpa de la izquierda.
Una vez repetidas las elecciones con el Tamayazo aún sin aclarar y como consecuencia, habiendo conseguido de nuevo el gobierno de la Comunidad de Madrid, durante esa primera legislatura la estrategia de Esperanza Aguirre fue la de evitar que en las proximas elecciones no se tuviera ninguna duda de que las iban a ganar. Para ello tiraron de manual Goebbelsiano y lo primero fue cambiar totalmente la programación y contenidos de Telemadrid. Se sustituyeron programas tematicos/culturales de la comunidad, de sucesos (como Sucedio en Madrid) o concursos por programas de contenido politico de ideologia neoliberal y afin a la derecha y al PP, reportajes sobre ETA, reportajes sobre lo mala que es la izquierda, tertulias con personajes de la derecha y ultra derecha (aparecieron por primera vez en televisión periodistas que años después acabarian presentando programas en TreceTV, VeoTV o Intereconomia), economistas afines a FAES y la derecha neoliberal y todo ello endulzado con algun personaje de la parte más a la derecha del PSOE (como Joaquin Leguina, Jose Bono, etc) para hacer ver que eran tertulias y programas hetereogeneos con diversidad de opiniones... En la sección de Telenoticias se pone como director a Julio Somoano, cuya tesis doctoral fue "Estrategia de comunicación para el triunfo del Partido Popular en las próximas elecciones generales", fechada en 2005, con el proposito de hacer ganar a Rajoy en 2008 y mantener a Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid, donde decia que "el PP no debería dejar pasar estas formas de politizar el entretenimiento en televisión".
Y con este panorama se llega a 2007 y Esperanza Aguirre arrasa con 67 escaños. El objetivo de la primera legislatura estaba conseguido y los madrileños ya tenian a su nueva diosa: Esperanza. Y España ya tenia dos dioses neoliberaensis: Aznar y Esperanza. Y sobre todo, lo más importante, los pelotazos urbanisticos de la burbuja en la comunidad ya estaban en pie. Se construyen hospitales medio vacios en toda la comunidad (se les dota de material y maquinaria de cara a la inauguración para la pose fotográfica y luego se devuelven a su hospital de origen) y todos los madrileños contentos. Ya nadie se acordabadel Tamayazo y ni que decir tiene pensar en aquellos años en los sobres y la contabilidad B a través de todos los pelotazos.
Y llega la burbuja en 2008 y la estrategia de los nuevos dioses neoliberalensis es echar la culpa a Zapatero (que también tuvo parte de culpa por no pinchar la burbuja desde 2005), pero hay que recordar aquello que decia Aznar en 2003 de "estamos construyendo mas vivienda que Francia, Alemania e Inglaterra juntas" que en 2008 ya se habia olvidado (más bien los medios afines a los dioses neoliberalensis se esforzaron en hacer olvidar a la gente desviando toda la atención sobre ZP). Y tuvo sus frutos, puesto que en la comunidad de Madrid el PP no solo no perdió escaños respecto a 2007, sino que aumento en 5 hasta 72. Y entonces, tomando a los madrileños por autenticos idiotas y payasos que seguían votandoles, pues siguieron con su ruta de pelotazos, sobres y contabilidades en B y privatizaciones. Todos esos hospitales construidos ahora se dejaron en manos de fondos de inversión extranjeros, los analisis de sangre se centralizaron y privatizaron en Unilabs pasando Güemes al consejo de administración de esa empresa años después, hubo sentencia judicial para parar una privatización total que era ya escandalosa de manos del consejero de sanidad Lamela, se consiguió la desgravación hasta 900€ por llevar a hijos a colegios privados (hasta los colegios privados se alegraron y algun que otro colgó en su pagina web un comunicado agradeciendo a Esperanza este logro, que retiraron al dia siguiente debido al escándalo que produjo) y se empezó a priorizar la educación concertada y/o privada en detrimento de lo público, se privatizaron residencias vendiendolas a los fondos de inversión extranjeros tomando el estilo de los hospitales, se introdujeron empresas de catering en los menus de los colegios, se introdujeron menús de catering en los hospitales que rebajaban la calidad de la comida con respecto a lo anterior, se privatizaron los servicios de limpieza de hospitales, se vendieron terrenos públicos a precios de risa para construir hospitales privados, como el Hospital sur de Mostoles, etc... Otra vuelta de tuerca a su favor con el beneplacito de los madrileños.
Y este modelo privatizador se extendió practicamente a toda España, siendo las pioneras la comunidad Valenciana (Ribera Salud y modelo Alzira) y la comunidad de Madrid, siendo el alumno aventajado de este modelo de sociedad. En 2014 el sistema privatizado o en vias de privatización ya sufrió una pequeña crisis con el caso del Ébola, donde se vió que no habia material ni EPI's adecuados en los hospitales para protegerse de este tipo de virus. Pero ni tanto esto como las mareas verdes y blancas no fueron suficientes evidencias para que los madrileños dejaran de votar a sus dioses neoliberalensis del PP. Y es que en 2015, con ayuda de los compiyoguis de C's, el PP volvio a gobernar la comunidad de Madrid y a seguir con sus giros de tuerca a su favor. Y en 2019, los madrileños no solo premiaron los 20 años anteriores del PP, sino que les regalaron dos compiyoguis más de viaje: C's y VOX.
Y llegó la crisis del COVID-19, y se evidenciaron todos los problemas de las privatizaciones que desde 2003 la Comunidad de Madrid e indirectamente siguiendo la estela de la Comunidad de la capital de España el resto de comunidades. Pero sobre todo en la comunidad de Madrid, debido a esa absorción de gente debido a la despoblación y desindustrialización del pais, la crisis ha sido más fuerte, y se ha evidenciado en mayor medida a falta de recursos en los hospitales, falta de material, de EPI's (claro, desde 2014 con la crisis del Ébola no ha habido presupuestos en los que asignar la compra de trajes de maxima protección biologica contra virus/bacterias/etc) y se ha puesto en evidencia el resultado de todas las privatizaciones de los ultimos 20 años tanto en hospitales como en residencias. Y es que claro, los fondos de inversión no son ONG's. Es más, los fondos de inversión no son siquiera empresas que produzcan algo que genere valor. Los fondos de inversión buscan rentabilidad y son parasitos financieros. Y para buscar rentabilidad, hay que gastar menos y que te paguen más, y claro, invertir en medicalización de residencias, compra de material en hospitales, aumentar el número de UCI's, el número de enfermeros y médicos... es un gasto adicional que puede generar rentabilidad negativa. O sea, perdidas y ya esa inversión no es tan bonita y rentable. Pero claro, ante estas evidencias, lo mejor es lavarse las manos, echar balones fuera y decir que todo es culpa de la izquierda (que lleva 25 años sin gobernar la comunidad) y del gobierno de coalición (que llevaba 2 meses y en cuyo BOE decia claramente que el Estado de Alarma no quitaba las competencias de sanidad y residencias de las comunidades, como el consejero de Ciudadanos reflejó en sus declaraciones y por lo que fue destituido).
En resumen, el año 2003 fue un punto de cambio hacia un modelo neoliberal de privatizaciones, que comenzó en la comunidad Valenciana con el modelo Alzira y Ribera Salud, lo continuó la comunidad de Madrid siendo el alumno aventajado, a la par de rebajando impuestos a grandes fortunas, y ese cambio se ha traducido en la situacion de precariedad de hospitales y residencias ante una crisis como la del COVID-19. Es necesario que la gente reflexione si quiere una sociedad al estilo Margaret Thatcher y Ronald Reagan que favorece a las clases altas y a las grandes multinacionales o un modelo de sociedad al estilo Olof Palme, Tage Erlander, Billy Brandt y Bruno Kreisky donde se priorize un fuerte estado de bienestar.
Estos días nos llegan noticias atroces de Gaza, donde el ejército israelí dispara contra civiles desarmados y asesina a decenas de ellos alegando que algunos lanzaron "bombas incendiarias" (pese a que no hay un solo soldado israelí herido). Hemos visto disparos contra jóvenes e incluso críos. Hemos visto como un chaval de 18 años muere de un disparo mientras huye www.meneame.net/m/actualidad/video-demuestra-manifestante-palestino-mu Pero las noticias sobre estas atrocidades son silenciadas por unos 30 meneantes que, inexplicablemente, no quieren que las conozcamos.
Desgraciadamente, este tipo de conducta no es exclusiva de los pro-sionistas. Si subimos noticias sobre el brutal retroceso de derechos civiles en Rusia, el poder absoluto de Putin y la forma en que sus aviones han reducido a escombros ciudades enteras en Siria, habrá un sector "antiimperialista" que negativizará la noticia. Lo mismo sucederá si mostramos los crímenes de la dictadura hereditaria de los Assad, o los abusos de poder de Maduro en Venezuela.
La mayoría de quienes actúan así, comienzan diciéndote que la noticia es falsa. Da igual que les muestres un vídeo con un bloque de edificios derrumbándose tras un bombardeo ruso, o a un joven palestino al que un soldado israelí pisa la cabeza. Te dirán que ha sido rodado en Pallywood o en un estudio de la CIA. Pero yo creo que, salvo los más cerriles, son conscientes de que la noticia es auténtica. La razón por la que la negativizan es porque quienes la protagonizan son "sus hijos de puta". Matan, violan, torturan...pero lo hacen por un bien superior, sea la lucha contra EEUU o la defensa del sagrado Estado israelí. Y por eso está justificado.
La Humanidad dará un enorme paso hacia el progreso cuando haya una mayoría social que condene a quienes privan de libertad, ejecutan a sangre fría o expolian al prójimo. Sean quienes sean y se amparen en la causa que sea. Porque ningún fin noble puede construirse sobre las cenizas de la libertad, la vida y los derechos de otros. Pero mientras el sectarismo se anteponga a la defensa de la dignidad humana, los carniceros de distintos colores seguirán teniendo carne de cañón suficiente para perpetuarse en sus pedestales, tengan mayor o menor tamaño y usen unas falsas banderas u otras para arrogarse legitimidad.
El artículo de hoy de Juan Manuel de Prada en ABC cuesta creer que haya pasado ningún filtro para su publicación, porque no es sólo que sea una retahíla de graves insultos, es que su párrafo final raya lo delictivo, con una clara incitación a la violencia.
El equipo de gobierno municipal de Murcia se caracteriza por fundirse el presupuesto municipal en dietas y sueldos astronómicos (como el del alcalde, que asciende a 72605 euros anuales). También se caracteriza por despilfarrar en fantasmadas lúdico-festivas (como llenar la ciudad de esculturas gigantes y de aspecto grotesco compradas a precio de oro en las fiestas de primavera) y no invertir en lo esencial. Mientras el alcalde se funde el dinero público en estas cosas, los servicios básicos brillan por su ausencia. Se adeudan decenas de miles de euros a las trabajadoras municipales del servicio de ayuda a domicilio por nóminas atrasadas, el servicio de policía local está bajo mínimos porque no se cubren las vacantes y numerosos barrios están dejados de la mano de Dios.
Ésa es la segunda característica del alcalde: su profundo clasismo. Él y sus concejales (del PP) provienen de la burguesía murciana más pudiente, y precisamente por esto piensan que la gente humilde debe soportar penosidades que ellos, por su naturaleza superior, jamás deberían sufrir. Un ejemplo lo tenemos en el descanso nocturno y los ruidos que lo perturban.
Tengo amigos que viven en los barrios más exclusivos de Murcia, y me cuentan que si alguna persona (sean unos jóvenes de botelleo o un grupo de personas sin techo) se pone a vocear bajo sus casas de noche, la policía local (o lo que queda de ella, pues cada vez tiene menos agentes) acude y los desaloja inmediatamente. Pero esto no sucede en los barrios humildes como San Andrés.
Desde mediados de julio, en mi plaza llevamos noche tras noche sufriendo a estas familias de etnia gitana , que se tiran, como mínimo, hasta las 2 de la madrugada cantando flamenco y vociferando (he pixelado la imagen porque hay niños entre ellos).
www.youtube.com/watch?v=oWrLBHxXN88
Suelen irse entre las 2 y las 3 de la madrugada, y da igual que sea un lunes, un miércoles o un sábado.
Llamamos una y otra vez a la policía local, y cuando vienen (pues últimamente ni se dignan a acudir) les pillan en pleno griterío. Unas veces pasan de largo. Otras sacan la cabeza fuera del coche y les dicen que hablen más bajo sin tan siquiera apearse del vehículo. Las gitanas no les hacen ni caso, y cuando volvemos a llamar para decirles que todo sigue igual, nos replican que no pueden hacer nada.
Las conversaciones con el telefonista de la policía son surrealistas. Unas veces nos dice que los niños tienen derecho a jugar a cualquier hora (y se sobreentiende que a desarrollar su cultura musical oyendo el cante de las madres). Otras nos propone que cerremos la ventana. Otras nos contesta que ellos no pueden impedir que las familias se diviertan en la calle. Y cuando le preguntamos si tolerarían esa situación bajo la ventana del alcalde, siempre se calla.
Es obvio que el cante flamenco a las 2 de la madrugada viola la ordenanza sobre ruidos. Es evidente que si un agente de la policía te pide que dejes de cantar y cuando vuelve te pilla cantando nuevamente, te puede sancionar por desobediencia. Es claro que, si tuviesen una mínima voluntad, podrían solucionar el problema rápidamente. Pero somos un barrio humilde y no pertenecemos al exclusivo círculo social del alcalde. Por eso nos toca escuchar flamenco noche tras noche hasta las tantas, aunque al día siguiente debamos madrugar.
Eso sí, me estoy dando el gusto de redactar una reclamación por inactividad del Ayuntamiento, que voy a registrar pidiendo 300 euros de daños y perjuicios por cada noche que llamemos a la policía y no hagan nada. No sé si cuando acudamos a la vía judicial nos darán la razón, pero al menos no nos quedaremos de brazos cruzados ante nuestra degradación a la condición de ciudadanos de segunda por orden del alcalde.
"Necesitamos crear alguna fuente de subsistencia para que nadie tenga la cruel necesidad de robar primero y luego morir". (Thomas More - Utopía, 1516)
La Organización Internacional del Trabajo estima que el desempleo global podría afectar a 25 millones de personas (la crisis de 2008 resultó en un aumento de 22 millones de desempleados). Se espera una caída libre en las ganancias, un aumento exponencial en el desempleo y una reducción en el número de horas de trabajo. Millones de personas caerán por debajo del umbral de pobreza.
Si en 2007 enfrentamos una crisis financiera, que se extendió a la economía real, aquí enfrentamos algo mucho más radical, una crisis que afecta a todos los sectores. Las restricciones a los viajes, el comercio y la vida cotidiana tendrán serias repercusiones en los mercados empresariales y el bienestar de las personas. Hay sectores enteros que sufrirán las consecuencias de esta crisis hasta final de año, quizás algunas cadenas de suministro nunca se recuperarán o nunca volverán como antes. Podría haber un cambio muy rápido en el mercado laboral. Siempre hemos dicho que alrededor del 50% de los trabajos a lo largo de los años habrían desaparecido debido a la automatización y los cambios tecnológicos. Esos cambios ahora se han producido no en años, sino en solo un mes. Con un golpe de tos.
Desafortunadamente, las curvas de contagio crecen paralelas a las curvas de inestabilidad económica e incertidumbre sobre el futuro. La salida de esta crisis no puede ser como la de 2008, cuando se prefería salvar a los bancos en detrimento de la gente.
Ha llegado el momento de poner al hombre en el centro y ya no en el mercado laboral. Una sociedad evolucionada es aquella que permite que los individuos se desarrollen libremente, creativamente, mientras generan su propio desarrollo. Para hacer esto, se debe garantizar a todos los ciudadanos el mismo nivel inicial: una renta básica universal, por derecho de nacimiento, destinado a todos, desde los más pobres hasta los más ricos, que vaya más allá de esta emergencia.
La teoría económica debe desarrollar métodos para satisfacer las necesidades humanas básicas de cada uno de nosotros. Cuando estas necesidades se ven amenazadas, es hora de redefinir toda nuestra existencia con un reinicio total.
Manejar esta crisis no solo requiere abordar la emergencia de salud, sino también proteger económicamente a toda la población. Una renta básica universal e incondicional es la única panacea para el colapso del sistema, la inestabilidad que está matando a millones de familias psicológica y económicamente.
Estoy seguro de que la mayoría de los economistas, en otros momentos escépticos, estarán de acuerdo en que la economía necesita inyecciones de dinero en este momento. Cuando las economías caen en recesión, hay un "efecto multiplicador": las personas pierden sus empleos, gastan menos, la economía se contrae, el ingreso disminuye y el dinero literalmente desaparece de la circulación. La renta básica universal impulsaría la economía, mitigaría la incidencia de la pobreza en la población y sus terribles consecuencias, y aseguraría que aquellos que tienen que regresar al mercado laboral puedan hacerlo en mejores condiciones.
Y ya hay personas en el mundo que lo están proponiendo y activando de alguna manera, desde los Estados Unidos, con la campeona del Green New Deal Alexandria Ocasio-Cortez, quien le pide explícitamente al gobierno de los Estados Unidos una renta básica universal; al Reino Unido, donde se relanza la propuesta de ingresos básicos, y otros estados anuncian medidas de alivio (India, Nueva Zelanda, Hong Kong, Corea del Sur ...).
Las principales fuentes de financiación podrían ser variadas. Podemos pasar de gravar grandes fortunas, grandes gigantes digitales y tecnológicos (Mark Zuckerberg, Bill Gates y Elon Musk siempre han estado a favor del ingreso universal), quizás aquellos con la tasa de automatización más alta; o revisar los impuestos sobre la renta de la propiedad y la propiedad intelectual. O los denominada ecotasas, como el Climate Income, con un impuesto a los combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas; o como ha ocurrido en Alaska desde 1982 con el Fondo Permanente de Alaska: un dividendo del retorno económico del capital público, que se obtiene de las compañías de compustibles fósiles. Todos los años, parte de los ingresos del petróleo estatal se destinan a un fondo. En lugar de gastar ese dinero, el gobierno lo devuelve a los ciudadanos residentes, incluidos los niños, a través de un dividendo anual.
Como repito durante años, las soluciones están ahí, depende de nosotros sentarnos alrededor de una mesa para reconvertir la calidad de nuestra vida y crear un sistema que capacite a las personas, no a los trabajadores.
La Primera Guerra Mundial trajo a millones de mujeres a las fábricas y comenzó la emancipación de las mujeres, el Plan Marshall revivió la economía y el bienestar de la posguerra. La emergencia que estamos experimentando podría favorecer un punto de inflexión de época y revolucionario, que superficialmente fue considerado por muchos como una locura, y que podría cambiar nuestro futuro para mejor.
¿Ha llegado el momento de alterar nuestro status quo, si no ahora, cuándo?
----------
Traducido del artículo original en italiano: www.beppegrillo.it/reddito-universale-e-arrivato-il-momento/
Tenéis algunos la suerte de tener ese amigo de la infancia inseparable?
Ese amigo con el que la mirada lo decía todo, con el que compartías hasta los calcetines, con el que construiste una relación de confianza, respeto, lealtad y cariño, con el que pasaste décadas y daba igual si estabas a un km o a diez mil que siempre había una excusa para verse. Con quien ganaste y perdiste, con quien reíste y con quien lloraste, con quien compartías todos los placeres como el cine o la música. De esas personas que cuando estabas mal sólo necesitabas escuchar su voz para levantar el ánimo y sentir seguridad y confianza a su lado.
Así era mi mejor amigo y el cáncer se lo llevo. Cuidad a los que os importan, os quiero meneantes.
Soy directora de un centro público de educación infantil y primaria. Voy a hablar desde el corazón, sin pararme a pensar quién pueda leer esto. Estoy tan cansada y tan preocupada que este artículo es una llamada de auxilio a quien pueda poner un poco de luz a nuestra realidad, la cual es muy negra. La situación en los centros escolares de Galicia es límite y aún no hemos ni recibido al alumnado. Esta foto es todo el material que nos ha mandado la Xunta para protegernos contra el Covid-19. Ah, no, perdón, también han mandado 10 mascarillas higiénicas infantiles. Qué generosos. Para ellos, es toda la protección que necesita un centro como el nuestro para todo un trimestre.
No nos han aumentado presupuesto, pero hemos gastado 2000€ en una dotación de seguridad inicial de verdad: gel hidroalcohólico, líquidos desinfectantes, papeleras con tapa y todo lo que nos han pedido desde la Xunta a cargo del presupuesto del centro (creedme cuando o digo que ya de por sí es muy ajustado). Los equipos Covid, formados por maestros, no tenemos más formación que un curso online basado en 8h de videos pregrabados y un test para que comprueben que estuvimos escuchando.
Llevamos días carretando muebles de pequeñas y grandes dimensiones de las aulas, la sala de profesorado, juguetes, libros... quitando todo aquello no esencial y buscando la forma de cuadrar el círculo de un despropósito de protocolo que habla de distancias sentados pero dan por sentado que el alumnado se teletransporta de un lugar a otro. Si os hablo de las distancias y de las suposiciones de lo que es un niño para la administración, empiezo a llorar. No creo que ninguno de los que lo han escrito se acuerden de lo que es un aula.
Llevamos días sin dormir porque el papeleo es interminable y al principio del curso escolar que ya de por si es muy tenso y con muchísimas cosas por organizar, este año hemos tenido que repensar toda la vida del centro. ¡Y cuando digo toda es que realmente no se me ocurre qué hemos dejado sin tocar!
Ese protocolo nos carga a los equipos directivos con funciones que van muchísimo más allá de lo que nos corresponde, no nos da herramientas y tampoco soluciones. Pero eh, soy la directora: paciencia, mucha moral y prepara la espalda, porque te van a caer de todas partes. De arriba, cerca y lejos. Mi claustro es maravilloso y las familias del centro increíbles, no puedo estar mejor arropada, lo digo como lo siento. El problema viene cuando la tensión, la incertidumbre y la sensación de que vamos hacia un iceberg de forma inevitable cala y yo como capitana no puedo ofrecerles más que escritos y pataletas. Vaya miseria.
El jueves tenemos convocada una huelga contra el protocolo a la que yo no puedo asistir. No soy una trabajadora, soy servicios mínimos. Además está vez los han aumentado a una maestra por grupo que empiece ese día, es decir: que no hay huelga.
La administración piensa que los profesores aguantamos con todo y no le falta razón, porque la triste realidad es que al final por nuestro alumnado llegamos a sacrificarnos (no hablo de ese 1% del que se habla siempre en meneame, sino de la inmensísima mayoría de docentes que me he encontrado en los coles), sólo pensamos en cómo proteger a nuestro alumnado y hacemos lo imposible para que a pesar de toda la marejada de estupideces, las pequeñas personas que entren en nuestras aulas se encuentren seguras y se sientan queridas.
Si me preguntáis qué quiero ser os voy a decir que maestra, ahora y siempre. Pero necesito que entendáis que estamos rotos de cansancio, que estamos remando a contracorriente y que si pasa algo malo nos vamos a quemar intentando solucionarlo como sea, pero que estamos sólos: desde arriba no van a hacer nada.
El 12 de marzo amanecí con escalofríos, molestia en un ojo y una sensación extraña en el pecho. No le di importancia y me puse a preparar las clases de la tarde. Esa semana me había propuesto no coger más el autobús, dados los rumores de que había algunos casos de contagio del COVID19 en Mánchester, donde resido con mi familia desde hace varios años. La primavera estaba queriendo llegar, habían remitido las lluvias y mi bici llevaba meses criando telarañas en la cocina. Mientras ponía la bici a punto, noté unos escalofríos más intensos. Me puse el termómetro. 37.4. Me entró el canguelo. Llamé a la jefa de departamento y le conté que tenía unas décimas. “¿Y si es El virus?”. Lo dije a media voz, sin darme mucho crédito a mí misma. Más aún, sabiendo que apenas había casos en el RU. Ya sería mala suerte… Parecía que mi bici iba a tener que esperar una semana más… “Quédate en casa. Cubrirán tus compañeros tus clases. Avisa a Recursos Humanos de que vas a faltar esta semana”. Recursos Humanos: “How can I help you?” 5 largos segundos de pausa seguidos de un: “… you mean you suspect you have Covid19?”. Era claramente la primera empleada en dar ese parte.
A la mañana siguiente amanecí algo peor. Me había subido la fiebre y seguía encontrándome mal. El ojo izquierdo muy seco y enrojecido. La sensación rara en el pecho se hizo más evidente. Lo sentía como frío, irritado. Llamé a la línea habilitada por el NHS para dar información sobre el tema. Mi principal intención era solicitar un test. Por aquel entonces, todavía confiaba bastante en la eficiencia inglesa. Para mi asombro, no me preguntaron de dónde llamaba, ni hicieron el mínimo esfuerzo en registrar mis datos, síntomas, o averiguar con quiénes había estado en los últimos días. Tan sólo me preguntaron si había viajado a China u a otro lugar de riesgo en los últimos quince días, o si había estado en contacto con un infectado. “No” a la primera pregunta, “no lo sé”, a la segunda (“¿cómo quiere que lo sepa?”, me faltó decir). Quise continuar la conversación a propósito de la segunda pregunta y contarles que trabajo en un entorno universitario, con estudiantes procedentes de todas partes del mundo (muchos de ellos de Wuhan, de hecho), para ver si así me hacían el test. Pero no me dejaron continuar. “Por precaución, auto aíslate una semana”, me dijeron. “Qué poca voluntad de impedir que esto se desmadre”, pensé para mí.
Desde el primer momento sentí que aquello no era una gripe. No tenía mocos, ni dolor de garganta. Tampoco tos. Sólo fiebre y escalofríos constantes. Y la molestia extraña en el pecho derivó en una sensación de tener pequeños cristales en los pulmones. El fin de semana mi hija tenía un cumpleaños. Informamos en el chat de padres el motivo de por qué no íbamos. Nadie respondió. En esos días a los ingleses les sonaba a chino todo aquello. Como si no fuera con ellos. Nosotros teníamos muy presente todo lo que estaba pasando en España. Pero aquí parecía que no había llegado ni el eco. De hecho, ni siquiera recomendaban que todos los que vivían en la casa del afectado se aislaran también. Con la que estaba cayendo en España e Italia, con la que había caído en China, y aquí estábamos en la fase “lávate las manos al son de cumpleaños feliz, twice”.
Un vecino había dejado helado a mi marido, justo la semana anterior al comienzo de mis síntomas, con la siguiente frase: “He visto en la tele que sois famosos… Parece que el virus ese está en España”. Me ahorro comentarios.
Ese lunes 16 de marzo nuestros hijos ya no fueron al colegio por decisión nuestra. Tuvieron que pasar muchos días para que se cerraran los colegios aquí y se declarara el confinamiento de la población. Boris, en su delirio darwinista, apelaba a la selección natural y a la necesidad de lograr inmunidad de rebaño. Aunque eso supusiera sacrificar a unos cuantos abuelitos. Me subió la fiebre cuando oí sus declaraciones.
Lo que iba a ser una semana de autoaislamiento se convirtió en un mes entero en cama y en una odisea que dura hasta hoy y no tiene visos de cambiar. Me puse peor: fiebre alta continuada, cansancio, malestar general, dolor en el pecho, dolores de cabeza terribles, escalofríos, náuseas, insomnio, palpitaciones. Pero nada de tos ni sensación de ahogo. No era el cuadro clásico de coronavirus, aparentemente. De hecho, la segunda semana me apareció un nuevo síntoma muy extraño e inquietante que me ha acompañado durante los últimos meses y me está afectando a la cordura: una sensación a veces como de hormigueo y otras como de presión en la frente, constante, día y noche.
Esos días, mi marido empezó también a notar dolor y presión en el pecho. Y él sí que tuvo algún episodio de falta de aire, además de bradicardia de 40 ppm, síntoma que no figuraba en ningún lado, pero que era imposible ignorar. Por suerte, mejoró pronto y pudo tirar del carro en casa. Nuestros dos hijos tuvieron fiebre un par de días, pero nada más. Yo seguí desde la cama todo lo que estaba pasando en el mundo, asustada. No conocía ningún caso en mi entorno, y la sensación de aislamiento era total. Tuve días muy malos. Lo más difícil fue no poder recibir consejo médico. Los centros de salud cerraron y sólo atendían llamadas de pacientes que no tuvieran síntomas de coronavirus. Y la línea de atención a afectados del virus estaba siempre saturada. Llevábamos un año de muchas lluvias y cielo gris perpetuo, pero justo durante el confinamiento, hubo unas semanas de tregua con luz y calor. Así que tras casi tres semanas encamada, sin salir de mi habitación más que para ir al baño, decidí salir al jardín de casa a coger unos rayitos de sol. Pero tuve un episodio de falta de aire y taquicardia que me asustó bastante, y volví a la cama, acojonada. Ante la impotencia de ver que mi fiebre persistía y que no mejoraba, me planté en urgencias al día siguiente de este episodio. Entre la nebulosa que tenía en la cabeza, la imagen de calles desiertas y el panorama en el hospital, sentí que estaba en medio de un apocalipsis zombi. Me sacaron sangre, pero no me auscultaron. Según el médico de guardia, eso implicaba contacto con el paciente. Me quedé muda. El test si eso ya tal… “Sólo lo hacemos a los que ingresan”, me dijo. Los resultados de la analítica no mostraron nada anormal, así que de vuelta a casa. A seguir igual. Porque nada cambió desde entonces.
Después de ese día, mis llamadas al centro de salud no cesaron. Dos tratamientos de antibióticos, un spray nasal por sospecha de sinusitis (por lo de la molestia en la frente), dos análisis más de sangre. Todo aparentemente normal en los resultados. Sólo la vitamina D bajo mínimos, como era de esperar, tras un invierno tan gris. Suplementos de 20.000 IU al canto. Ninguno de estos tratamientos me ayudó a mejorar. El 10 de mayo, dos meses después de empezar con síntomas, mi marido y yo al fin pudimos hacernos el test de COVID19. Resultado negativo, como no. Era raro que diéramos positivo después de tanto tiempo. Pero la fiebre seguía, la molestia en la cabeza no se iba. Y ya empecé a preocuparme y a pensar que quizá fuera otra cosa. Cada vez que llamaba al centro de salud me tocaba hablar con un médico diferente y siempre me quedaba con la sensación de que no me creían. Imposible que me refirieran a un especialista para hacer más pruebas. Así que no me quedó otra opción que acudir a un centro privado. Me hicieron una resonancia magnética de la cabeza. Gran alivio al recibir el resultado y ver que estaba todo bien. Ya no me cabía duda de que esto tenía que ser definitivamente El virus. Pero, ¿de dónde viene esta molestia en la frente? Nadie sabe. ¿Y la fiebre? ¿Estos síntomas son el resultado de los últimos coletazos del virus o de una reacción al virus? ¿Una inflamación post-vírica, quizá? ¿Puedo seguir contagiando después de tanto tiempo? A día de hoy es un misterio. Mi siguiente paso será hacerme el test de anticuerpos.
Ha llovido mucho desde entonces, y el mundo parece que empieza a volver a andar. Pero yo sigo en el día de la marmota. La fiebre sigue, 24/24. Nunca se fue. Oscila entre 37.4 y 37.8. Y algunos días tengo picos de 38. El cansancio extremo y la falta de energía me tienen anulada. Los dolores de cabeza y palpitaciones son frecuentes. Lo peor es la presión de la frente, siempre ahí. A esto se suman nuevos síntomas que vienen por olas (dolor de espalda, irritabilidad, niebla mental, episodios de ligera falta de aire, aletargamiento, incapacidad para concentrarme o hilar pensamientos).
“Covid long haulers”, así es como nos llaman a los que seguimos surfeando esta maldita ola. En estas últimas semanas en el Reino Unido se han publicado varios artículos en periódicos de tirada nacional y en el British Journal of Medicine con testimonios de casos como el mío. Entre ellos, este del profesor de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool, Paul Garner (blogs.bmj.com/bmj/2020/05/05/paul-garner-people-who-have-a-more-protra).
Gracias a ese artículo encontré un grupo de afectados que siguen con síntomas desde marzo. Y bendito grupo. Me ha salvado de la locura. De estar sola en esto, de repente me encuentro con más de 700 personas que están en la misma situación, arrastrando una cola de síntomas inhabilitantes e inquietantes. Batallando contra una bestia negra y con la incertidumbre más absoluta acerca de lo que nos depara esta enfermedad a corto o a largo plazo. Todos con la certeza de que estamos en la proa de un mismo barco a la deriva, sin timón, y cuyo timonel es prácticamente ignoto. Todos con síntomas muy diversos, no precisamente los típicos que acuñan las autoridades sanitarias. Todos ninguneados por un sistema sanitario que aún no reconoce o no da crédito a nuestro cuadro, sencillamente porque estamos, muy a nuestro pesar, a la vanguardia.
Me da la sensación de que en España tampoco hay mucho reconocimiento de estos casos. Sólo se habla de los hospitalizados, los curados y los asintomáticos. Pero muy poco he leído sobre gente que sigue arrastrando síntomas durante meses. Me gustaría aprovechar para correr la voz y contactar con gente que esté en una situación parecida. Puede ser una buena forma de dar a conocer esta realidad. Por favor, Meneantes, si alguno estáis pasando por algo parecido, conocéis casos similares o tenéis más información sobre este tema, please, comentad abajo o compartid esta crónica. Gracias por haber llegado al final de este artículo.
Queridos conciudadanos de la cacerolada de las 9:00 PM,
Pretendo escribir unas líneas a vosotros, los que hasta hace un mes erais expertos entrenadores de fútbol, a la par que avezados especialistas en mecánica de coches, y en las últimas semanas sois expertos en pandemias. A vosotros, quienes no tenéis ni idea de qué es R0 pero lo manejáis con soltura mientras la familia cena. A vosotros, que no sabéis distinguir entre letalidad y mortalidad, pero no os importa, porque lo verdaderamente serio es mostrar la indignación de la ciudadanía.
¿Por qué el gobierno ha actuado tarde?
Por la economía. Si se cierra un país a todo tipo de actividad económica porque hay cuatro personas que tosen mucho, y nada más, la caverna mediática hubiera condenado a los responsables con el estigma de “quieren destruir el país”. Se esperó hasta que se comprobó que, realmente, la cosa iba en serio y que había que tomar medidas. Hubo en momento en que los datos pintaron realmente feos, y ahí (tarde) se comenzó a actuar. Se actuó tarde por dos razones. La primera porque es un nuevo virus. Aunque seáis expertos en pandemias, no tenéis ni idea de qué son los segmentos S, M, y L de un virus y cómo se recombinan. No os lo voy a explicar aquí, pero debéis de saber que aparecen virus nuevos de los que no tenemos ni idea de cómo funcionan. Es como si estáis en el bosque y no sabes si estáis viendo enfrente de vosotros un mirlo o un feroz oso. No sabéis cómo se comporta. Mejor esperar a ver qué hace. Y eso hicimos.
La segunda es porque los chinos mintieron. Desde el principio. Esto sí que os lo voy a explicar porque es adecuado para los especialistas en pandemias. Desde aquella epidemia de SARS en China, existe un sistema de vigilancia temprana y de alerta rápida en el país. Cada vez que se detecta un caso de neumonía “extraña” se debe comunicar a Pekín (perdón, Beijing). Pero eso acarrea ceses fulminantes y esas cosas de los chinos, y los responsables de sanidad de Wuhan decidieron que estaban mejor callados. Hubo un día que se les fue la cosa de las manos.
Os diré que el primer caso declarado es de finales de noviembre de 2019, por lo que el virus, con lo que sabemos hoy, podía estar circulando ya entre agosto y septiembre. La comunidad científica admite hoy que todas las cifras de infectados y fallecidos son falsas. Se ha calculado comprobando el tiempo que han funcionado las incineradoras de Wuhan en los últimos meses. Es decir, estábamos ciegos ante lo que nos venía.
¿Por qué hicimos mal el cierre de fronteras?
Porque es un virus diferente y no sabíamos que estaba ya “dentro”. Como sois especialistas en pandemias (reconvertidos de entrenadores de fútbol) podéis consultar nextstrain.org/ncov y comprobar que la introducción del virus se produjo en Europa en algún momento de Navidad, procedente de Shanghai, con dudas acerca de si fue en Reino Unido o en Islandia. Sí, Islandia, la gente también viaja allá.
Navidad. Vosotros estabas discutiendo con el cuñado mientras ese virus entraba y luego os daría mucho juego de conversación con la familia. Pensadlo otra vez: Navidad. Aquí empezamos a preocuparnos en marzo, cuando el virus se había amplificado y nos dimos cuenta.
¿Por qué no hemos hecho pruebas rápidas?
Antes que nada, todos estáis manejando las siglas PCR como si fueran algo normal en vuestras vidas. Debéis de saber que en condiciones óptimas una PCR suele llevar unas 4 horas de tiempo y costar unos 40-50€. El hecho de que se estén realizando unas 20.000 diarias en España (a día de ayer, 5 de abril) os dará una idea del esfuerzo. Si además os cuento que un termociclador (permitidme que introduzca una palabra nueva a los expertos en pandemias, pero es el cacharro que se usa para hacer una PCR, no sirve la sartén de vuestra casa) cuesta unos 10.000€, os daréis cuenta del esfuerzo.
Todos estáis hablando de las “pruebas rápidas” (me niego a llamarlas “tests”, yo escribo en castellano) pero aún pensáis que se trata de una especie de magia que apunta a un individuo y aparece una luz roja. Pues no. Hay dos tipos. Una intenta detectar los antígenos del virus. En otras palabras, el método intenta encontrar si hay proteínas del virus en una persona. Pero el Centro Nacional de Microbiología comprobó que la sensibilidad era de un 30%. Es como si en un control de alcoholemia de la Guardia Civil se escapa el 70% de los borrachos. ¿Verdad que no sirve para nada? Por eso se devolvieron. Pero, claro, el Ministro es un torpe. Después se ha venido trabajando con pruebas que permiten conocer si una persona ha desarrollado inmunidad al virus. ¿Para qué? Ahora sabemos que antes de que una persona desarrolle inmunidad, puede llevar 5-7 días transmitiendo el virus. Estas pruebas nos dirán quienes han estado en contacto con el virus. Estas pruebas rápidas nos darán datos acerca de la infección intra-domiciliaria. Poco más.
¿Por qué es distinto este virus, por qué no hay respiradores?
Sabemos hoy que el virus se multiplica en la garganta a niveles simplemente brutales. En aproximadamente un 30% de las personas (pero también hay diferencias genéticas) el virus puede pasar al pulmón. No sabemos por qué, pero las células que se encargan de nuestras defensas, al ver la inmensa carga vírica, sueltan toda la artillería. Un gin-tonic está bien, pero ocho son demasiados. Aquí pasa lo mismo. Los enfermos graves lo están porque su sistema inmune se ha pasado de la raya.
Oh, los respiradores. Vale, os lo explico. Seat, Ford, Volkswagen fabrican coches al ritmo que saben que se van a vender. Lo mismo con los respiradores y las mascarillas. La fábrica produce sus artilugios al ritmo que se van a vender, y no invertir más dinero en cosas que no tienen salida. Yo no puedo ir a Seat y decirles “mañana quiero 30.000 coches”. No se pueden hacer. Pues es lo mismo. Pero, claro, el ministro de Sanidad es un torpe porque así lo han decidido los ex-entrenadores de fútbol.
¿Y qué hay de los modelos?
Mi frase favorita es la de un premio Nobel de Economía, quien dijo “si torturas suficientemente a los datos, puede que terminen confesando”. Quienes hayan leído los informes del Imperial College (lo que proporciona un grado supremo de Experto en Pandemias) habrán constatado que en España “debería haber” entre 2 y 20 millones de infectados. Vamos a volver a leerlo. Es como si vas a la frutería y preguntas por el precio de los tomates. Y te contestan que están entre 2€ y 20€ el kilo. Eso ha hecho el Imperial College. Quien crea ciegamente en eso acaba de obtener el diploma de pajero mental supremo. Repito, no tenemos ni idea acerca de cómo funciona este bicho, y nuestras estimaciones son eso, estimaciones algo laxas.
¿Qué va a pasar?
No lo sé. Si lo supiera ya sería entrenador de fútbol. Pero pienso que la humanidad va a tener una pandemia que se extenderá por todo el planeta, que todos nos acabaremos infectando y que quizás (o no) tengamos inmunidad o se convierta en una vacuna que haya que incluir todos los años en el calendario vacunal. Aquí tengo dos cuestiones. La primera, que nadie piense que una vacuna se hace en un mes. Cuando empiecen a morir voluntarios en las pruebas vacunales, también criticaréis la vacuna y lo demostrareis con otra cacerolada. La segunda, pensad en África y en América. Allí no hay una sanidad como en Europa. Vamos a tener olas de infección secundaria y terciaria por un largo tiempo. Es lo que tienen las pandemias. Pero eso ya lo sabíais, expertos en pandemias.
Espero que, con estas explicaciones simple, aptas para ex-entrenadores de fútbol, os lo penséis dos veces antes de la siguiente cacerolada. Un comentario final: el Capitán “a posteriori” es un personaje que ya existe en South Park. La mayoría de vosotros sois capitanes “a posteriori”, y no ayudáis. Quizás vuestros hijos queden impresionados, nada más.
Prof. Agustín Estrada-Peña
Dept. of Animal Health, Faculty of Veterinary Medicine
Universidad de Zaragoza
Probablemente la izquierda madrileña vuelva a perder las elecciones, a pesar de la valentía y de la habilidad táctica del gambito de Pablo Iglesias al abandonar nada menos que la vicepresidencia segunda del gobierno para volver a dar opciones a la izquierda en una partida que tenía dramáticamente perdida ante la convocatoria de elecciones anticipadas por parte de Isabel D. Ayuso. Sin embargo, la audacia del movimiento muestra las debilidades que busca paliar: si hay que recurrir a mover el rey es porque la pieza que estaba en el tablero, Isa Serra, carecía de fuerza para evitar la catástrofe posible de quedar fuera del parlamento autonómico. Si el PSOE se puede permitir presentar a un individuo tan inane como Gabilono y Podemos ha de usar la carta más alta ¿no es porque el voto socialista es mucho más firme que el podemita? ¿ no es un síntoma manifiesto de la debilidad estructural del edificio levantado primero, precisamente, en Madrid por Iglesias?
Pero este movimiento denuncia otra falta más: Iglesias sale del gobierno porque el desgaste constante de su esfuerzo por conseguir, hasta ahora sin apenas resultados, que el PSOE cumpla con los acuerdos firmados lo está pagando fundamentalmente UP con la desilusión de su propia gente: si Sanchez no puede hacer su política se debe más a la pandemia que a las restricciones de un programa pactado con otro partido. La reforma laboral, la ley mordaza, los alquileres, ni siquiera el voto rogado, nada de lo firmado se ha cumplido todavía, y a pesar de ello Iglesias había de sostener las buenas relaciones intergubernamentales porque carece de alternativas. Al menos fuera del gobierno recuperará cierta autonomía frente a Sanchez, magra ganancia.
Pero no es la huida táctica de Iglesias la que va a convertir Madrid en un territorio menos hostil para la izquierda.
Este rechazo no va a ser superado por el más brillante driblador porque es de naturaleza estructural, sociológica. No voy a volver a hablar de la ingeniería social muy hábilmente aplicada por el PP a la sociedad madrileña para convertirla en una sociedad permeable a la lluvia fina del discurso liberal, ya me referí a ello en este artículo:
www.meneame.net/m/Artículos/madrid-bien-vale-punica
madrileña es ya la de mayor PIB per cápita de todo el estado, miles de ciudadanos de otras comunidades y de otros países buscan hacerse un hueco en una economía dinámica, esto es conocido. Se ha creado una activa clase media que califican los sociólogos como aspiracional: los habitantes de los PAUs ( nuevos barrios del norte de la ciudad), o los de la corona suburbana de adosados a 20 o 30 km de la Puerta del sol “aspiran” a un buen nivel de vida a través de trabajos en el sector servicios, como autónomos o como pequeños empresarios. Miles de pequeños negocios, nacen y mueren cada año, cientos de empresas se reubican, contratan, abren o marchan. En una economía tan estrecha como la española la actividad madrileña es pura destrucción creativa. La importancia de estas nuevas clases aspiracionales va más allá de su número, son las que marcan el paso al resto de la sociedad, son las clases culturalmente hegemónicas.
Cuando a los intelectuales de la izquierda madrileña se les señala su escaso voto en esta capa de nuevos madrileños, la respuesta, no exenta de soberbia, es que estos nuevos grupos sociales son clases “wannabe”, del inglés “want to be”: aspirantes ingenuos a ser el siguiente Amancio Ortega que ignoran que sus posibilidades reales son irrisorias, que las grandes empresas y las buenas familias juegan con cartas marcadas y que su visión de cómo es el mundo empresarial es una construcción idealizada desde los medios liberales de educación y de prensa y desde la biografía personal; muchos se creen cercanos al éxito, pero muy pocos tienen posibilidades reales de ascenso social, al albur de un golpe de suerte, de contactos sociales o carreras profesionales que ya partan favorecidas por caros másteres en el extranjero y buenas conexiones.
Hay cierta verdad en esa antropología cínica de las nuevas clases medias madrileñas, es muy posible que muchos de ellos, al final, consuman sus años productivos en trabajos sobreexplotados sin compensaciones, o en quiebras de sus negocios, pero en su vida actual, en sus deseos y sus valores de ahora mismo, esos pronósticos no importan ni cuentan. Lo que sí les importa a estas personas es su deseo actual, sus esperanzas y sus ilusiones presentes, y lo que olvida la izquierda es que los valores de las personas, aquello que determina qué votan y por qué votan , está directamente conectado con la actividad efectiva, propia de cada día.
Dicho de otro modo, si tu esfuerzo desde que amanece hasta que vuelves a casa significa que crees en tu trabajo duro, en las oportunidades del mercado, si crees que tu sociedad es y debe ser un terreno de juego en el que el mérito y el fracaso tienen que ver con las ventajas que te da una sociedad abierta a la renovación y el cambio económico y tecnológico, tus valores implícitos o explícitos no pueden despegarse de ese comportamiento.
La derecha sí ha emitido un discurso político coherente con los valores subyacentes a esas nuevas clases medias y lo ha orientado en su provecho: se han hecho con la marca del discurso del emprendedor, de “la España que madruga”, se han declarado los defensores de los pequeños empresarios y autónomos, de sus valores de esfuerzo, riesgo y pragmatismo. El éxito ha sido evidente, barren a la izquierda en estos terrenos, y han sido capaces de convertir esta cáscara discursiva en un suelo de votos férreo. Y sin embargo debajo de esa cáscara las políticas económicas del PP han favorecido a los grandes empresas y oligopolios ,en detrimento de un mercado realmente abierto y equilibrado.
¿Y qué ha hecho la izquierda, mientras tanto ?¿qué ha ofrecido a estas nuevas clases madrileñas en constante mutación que tenga que ver con sus vidas reales, con sus valores implícitos? ¿Es lógico esperar a que estas personas se desencanten, fracasen o se sientan abusados en sus empleos para que entonces voten a partidos progresistas, a que sean capaces de elaborar la conexión en su conciencia entre sus desastres personales y las reglas impuestas desde los grandes poderes económicos? ¿Y si eso nunca ocurre? ¿En esto tienen que depositar sus esperanzas los partidos de izquierda para que cambie la marea? ¿Y para las clases medias que se libren del desclasamiento y el empobrecimiento no hay otra oferta que la del PP y Vox?
La izquierda no puede esperar que miles de trabajadores y autónomos realicen un sesudo ejercicio de reflexión sobre sus propias condiciones laborales y los condicionamientos del sistema neoliberal para entregarles su voto. Este se decidirá según viven aquí y ahora, de cómo trabajan y qué esperan conseguir con su trabajo.
La destrucción de miles de pequeños negocios por la expansión sin restricciones reales de las grandes tecnológicas como Amazon, Ali Express o Google, la carencia de protección de los pequeños hosteleros frente a la expansión de cadenas de restaurantes en manos de fondos de inversión internacionales en la ciudad de Madrid, las dificultades burocráticas y los costes administrativos de las pequeñas empresas, la realidad de un mercado trufado de ventajas y leyes favorables a grandes empresas etc, todo esto está casi ausente del discurso de la izquierda. En gran parte debido al desagrado, al rechazo visceral que la actividad empresarial privada provoca en los ideólogos de la izquierda tradicional.
El famoso asunto del chalet de Pablo Iglesias es sintomático de esta ceguera. El problema no fue su muy humano y compartible deseo de vivir en el mejor sitio que se pueda permitir con su familia, sino su desdén previo, en una conocida entrevista televisiva “a quienes se aíslan en urbanizaciones privadas”. El error no es vivir, o desear vivir en un chalet estupendo en un entorno agradable, el error es menospreciar a quienes viven o tienen ese deseo. El éxito se ha convertido en un producto exclusivo de la estanteria de la derecha, por eso la derecha se indigna ante el chalet, por eso la izquierda tiene dificultades con el chalet.
El deseo común, como el sentido común, es de derechas, al menos tal como está constituido en nuestra sociedad; esto requiere otro artículo para ser explicado, pero al menos ahora, la izquierda podría evitar empeorar sus opciones.
Desaparecida la clase obrera industrial por el cambio de modelo económico, la izquierda no puede confiar exclusivamente en los votos de aquellos perdedores condenados a ser expulsados por el sistema, o en los jóvenes precarizados, porque ese voto, tan proclive a la abstención, nunca será suficiente para expulsar a la derecha del poder. La izquierda puede intentar paliar sus falta de agarre en los valores ipropios de las clases medias con dosis de feminismo o ecologismo, pero eso nunca será suficiente, porque el hombre es lo que come ( decía Feuerbach, citado por Marx). Es decir, el hombre es de lo que come.
En fin, en la izquierda madrileña alguien debería ser consciente de que no le basta con el voto de los herederos del 15M, que solo una alianza política inter-clases tiene posibilidades de ganar Madrid, y que para ganar esa alianza no se puede estar ciego y sordo a las necesidades prácticas y a las esperanzas de quienes son los grupos sociales que han construido esta particular naturaleza de la sociedad madrileña.
El 4 de mayo, sospecho que esta lección, una vez más, seguirá sin ser escuchada.
Ahora que se acerca el aniversario de la ominosa chapuza del 23-F, hagamos un repaso sobre algunos hechos poco comentados.
Mucho se ha especulado sobre el conocimiento previo de lo que se planeaba por parte del entonces Jefe del Estado. Con la pérdida del miedo a posibles represalias de la Casa Real, durante muchos años muy temidas por los periodistas, se ha hablado incluso de la complacencia del monarca con toda la operación. "A mí, dádmelo hecho" se comenta ahora que le dijo varas veces al General Armada.
Se dice que la Operación De Gaulle, que es como se denominaba en clave a todo el tinglado que se preparaba, era conocida incluso por los principales dirigentes del PSOE y que los únicos que no estaban en el ajo eran el PCE y los partidos nacionalistas vascos y catalanes.
La Operación De Gaulle constaba de dos fases. En la primera Tejero asaltaba el Congreso mientras algunos generales declaraban el estado de excepción. En una segunda fase, el Rey autorizaría al General Armada a negociar con los sublevados ofreciendo una salida razonable para, después, colocar al propio Armada al frente de un gobierno provisional. Este gobierno "de salvación nacional" incluiría ministros civiles de AP, UCD y PSOE se vino a denominar "la solución Armada".
Y, efectivamente, una vez sublevado Tejero junto a 200 guardiaciviles ("¡todo el mundo al suelo!"; "¡Se sienten, coño!"), Armada fue al Congreso y negoció con el coronel de la Guardia Civil. Pero Tejero, que no veía con buenos ojos la parte de un gobierno con socialista y rojos, reculó y dijo que él se había unido a la rebelión para instaurar un gobierno con "gente de orden". Quince minutos después del fracaso de la "negociación" Armada-Tejero, se emitió el vídeo del Monarca "salvando la democracia".
Pero vamos a los hechos.
Durante el mes de febrero, en las semanas previas al fallido golpe de estado, el coronel José Luis Cortina, agente del CESID, visitó once veces el palacio de la Zarzuela. Prácticamente día sí, día no.
En las semanas previas al golpe, el general Armada y el mencionado coronel José Luis Cortina se reunieron con el embajador de EEUU, Terence Todman y con el agente de la CIA Ronald Estes. También visitan al nuncio del Vaticano.
Lo del Vaticano puede parece extraño pero, casualmente, el día del golpe de estado los obispos españoles se encontraban reunidos de forma extraordinaria.
El embajador Terence Todman era un poco "gafe" porque en varios de los países donde había desarrollado sus funciones diplomáticas se produjeron golpes de estado: Chad, Chile, Argentina… y España, aunque afortunadamente el nuestro no cuajó.
En las semanas previas al 23-F, buena parte de la VI flota de EEUU tomó posiciones frente a las costas españolas.
Desde el 20 de febrero, tres días antes del golpe, las bases de Rota, Morón, Torrejón y Zaragoza suspendieron todos los servicios y se pusieron en estado de alerta.
El día de marras, lunes 23 de febrero, el príncipe y las infantas no asistieron a clase.
El terremoto del mundo de las criptodivisas es sólo el inicio del derrumbe del castillo de naipes del poder económico actual. Probablmente continúe en un efecto dominó que en unos pocos meses nos podría dejar en una economía más parecida a la de los años 90 que a lo que conocemos ahora mismo.
-¿¿Pero, otra crisis más?? (diréis)
Bueno... esto es más como... la madre de todas las crisis.
Hace ahora aproximadamente un año, advertí a un famoso periodista español por twitter sobre lo que está por llegar:
La bolsa, en Estados Unidos y por extensión en todo el mundo, está por implosionar debido a la rehipotecación de acciones para crear cortos sin límites, que se esconden vía Swaps.
(véase el caso Achegos como ejemplo de lo que está por llegar)
El periodista quizá no lo entendío, porque desde luego no me hizo ni caso, así que lo explico aquí... en cristiano: los mayores fondos de inversión (los llamados "hacedores de mercado", como CITADEL) están creando accciones que no existen, sin límite, con el objetivo de arruinar a otras empresas para lucrarse enórmemente en el camino, sin tener que afrontar ninguna consecuencia.
Es probable que esto, además, haya acelerado la concetración de poder económico (y por lo tanto en el resto de esferas) de estos actores desde 2008, creando una espiral alcista que está a punto de estallar. Porque se puede engañar a mucha gente un tiempo, pero no a todo el mundo, todo el tiempo...
Como una imagen vale más que mil palabras, vamos a verlo de la manera más sencilla posible:
A lo anterior, sumemos la inflación, la guerra en Ucrania, la burbuja inmobiliaria china, estadounidense, canadiense... La china mantenida en coma (véase el caso de Evergrande) desde hace meses, porque obviamente nadie quere ser (o mejor dicho ser percibido como) el responsable de que la música se pare y se acabe la fiesta...
Entonces, ¿es esto el fin?, ¿empezamos a correr en círculos?.
Bueno, de momento aconsejo que no hagan apuestas económicas que no puedan respaldar con la más absoluta de las convicciones, a la par que con el más absoluto de los desapegos... por lo que pueda pasar.
Y agárrénse, que vienen curvas.
Espero, por el bien de todos nosotros, que la regulación de los cortos en Europa (afortunadamente aquí hay límites) nos permita aguantar lo que llega. Pero sentiremos las consecuencias igualmente, mucho.
Así que sólo nos quedará, una vez más, ser solidarios. Porque los de siempre van a culpar al pobre y al de fuera, como siempre, con tal de volver a salirse con la suya. Y eso sí que no podemos volver a permitirlo.
Entramos en terreno desconocido, porque lo que va a pasar es el resultado de que 2008 no tuviese conseciencias.
Quedarse en la playa mirando como bobos mientras hipotecaban nuestro futuro ha resultado no ser un buen plan. Ahora la gran ola ya está aquí.
Anoche, durante el cara a cara en el bar de Atresmedia, por fin logré desentrañar un misterio que me tenia desconcertado desde hace más de una década ¿qué demonios es Feijoo?
Sonrisilla de cabroncete, mirada vacia de conocimientos e ideas, cara más ancha que larga y por supuesto, un buen zurrón de vaguedades, imprecisiones, trazadas por la tangente y lo que más le gusta a un troll: mentiras.
Según lo que dicten las urnas, además de a la extrema derecha española (rancia, nostálgica y peligrosa a más no poder, hasta el punto de ser casi incomparable con otras), podríamos tener al primer presidente troll de la historia. Y eso es un problema muy serio ya no solo por la democracia, que también, sino porque como ciudadano te va a hinchar las narices como jamás. Entre falsedades repetidas hasta la saciedad, descalificativos chuscos y medidas "que parecen" pero luego "no son", y que no va a explicarnos nada ni ser transparente, lo vamos a gozar a niveles épicos de deseperación, aunque seas más del PP que de la tortilla de tu madre.
Sánchez está un poco pesao pero al tio le importa que las cosas vayan bien, qur haya tranquilidad en el vecindario, y se le nota. El tipo siempre quiso llegar allí y una vez logrado, se lo ha currado y oye, este país sigue funcionando "de la manera" pero como en las notas de antaño... "progresa adecuadamente".
Sin embargo, Feijoo el troll está ahí para trollear... y bueno, claro está, para gobernar para esos poquitos saqueadores y esclavistas que no quieren ni oir hablar de pensiones públicas, subidas salariales, servicios sociales, etc.
Yo ya no voy a seguir alimentando al troll y el 23J voy a poner mi granito para ver si lo baneamos.
Ciao pescao!
El PIB es, por definición, "la suma de todos los bienes y servicios finales que produce un país o una economía, elaborados dentro del territorio nacional tanto por empresas nacionales como extranjeras, y que se registran en un periodo determinado (generalmente un año)".
Esto es más fácil de decir que de calcular, pero los economistas pueden calcularlo y de hecho hay varias maneras de hacerlo. Si se trata de saber cuanto valen "todos los bienes y servicios" puedes contar todo lo producido para saberlo (el valor añadido de los productos). Pero lo mismo sería si cuentas todo lo que gastó en comprarlo, o si cuentas todo lo que se ganó al venderlo.
Por ese motivo los economistas hablan de tres enfoques para calcular el PIB:
Los tres métodos nos llevan al mismo resultado, por los tres caminos obtenemos el PIB total de un país.
Analicemos el enfoque basado en ingresos. El PIB es la suma de salarios brutos, rentas y beneficios a las empresas. El gasto en pensiones no hay que sumarlo aparte, ya que forma parte de la suma de salarios brutos, recordad que las pensiones se sufragan con las cotizaciones de los trabajadores. Pero es muy interesante darse cuenta de que salarios y pensiones están dentro del primer capítulo, ya que ambas se sufragan con los salarios que las empresas pagan a las personas.
Pues bien, el pensamiento neoliberal actual nos graba a fuego la siguiente máxima:
Las pensiones son insostenibles porque cada vez hay menos cotizantes y cada vez hay más gente cobrando pensiones.
Todos lo habéis oído, muchos os lo creéis, ¿pero os habéis puesto a analizarlo desde un punto de vista macroeconómico?
Supongamos que el PIB europeo se va a mantener constante en el futuro, la mayoría de economistas así lo dice. De hecho, toda la economía europea se basa en controlar el PIB para que crezca de manera constante, y ningún economista neoliberal parte de la premisa de que el PIB va a bajar. Para explicarlo siempre se recurre al tercer enfoque, el del valor añadido: gracias a la robotización, la automatización y la tecnología el valor añadido de los productos se mantendrá aunque haya menos trabajadores.
Porque esa es otra, todos los economistas neoliberales dicen que habrá menos trabajadores, y que el empleo cada vez será más precario. No hay ni se espera una subida de salarios para los trabajadores. ¿Y las pensiones? El gasto en pensiones está subiendo porque cada vez hay más pensionistas. Pero alto, los neoliberales dicen que hay que contener la subida, que no es sostenible. Es el famoso factor de sostenibilidad de las pensiones, hay que ligarlas a las cotizaciones para que nunca suba el total del gasto en pensiones, sino que bajen las pensiones individuales para que no suba el gasto total.
Repasemos:
Ingresos de trabajadores + Rentas propietarios + Ingresos empresas = PIB
En conclusión, la receta neoliberal es dar por hecho que el primer elemento de la ecuación va a bajar, porque habrá menos trabajadores, porque no se espera que suban los sueldos y porque las pensiones estarán controladas para que bajen.
¡Y te han convencido de que es inevitable! Porque la población envejece, y porque ya no hay suficientes trabajadores para mantener a tantos pensionistas. Pero hay una cosa que los economistas no pueden negar, y es que el PIB no va a bajar. Y si las matemáticas no engañan, si el PIB crece, y los ingresos de los trabajadores bajan solo hay una explicación: ¡Los ingresos de las empresas y el capital suben! ¡Mira la ecuación!
En realidad, mientras el valor añadido de la producción no baje, no hay motivo para que bajen las pensiones. Simplemente las empresas tendrían que pagar más cotizaciones a los empleados. Algo perfectamente asumible porque las empresas (tecnológicas) cada vez tienen menos empleados haciendo el mismo trabajo, generando el mismo valor añadido. Y lo dice el PIB.
Así que, la próxima vez que un economista te diga que las pensiones tienen que bajar, pregúntale como se calcula el PIB, y que significa que los ingresos de los trabajadores bajen si el PIB sigue subiendo.
Este tiempo de pandemia y confinamiento ha disparado el número de "expertos" en calcular el verdadero número de fallecimientos por el virus que el Gobierno oculta. De todos ellos me voy a detener en los realizados por Juan Manuel López Zafra, doctor en CCEE (tesis dirigida por su padre) y profesor universitario de Estadística e Investigación Operativa.
La semana pasada publicó un tuit donde afirmaba que el número de muertos por covid-19 era a finales de abril de 50.000. Ante las muchas interpelaciones para que justificase esa cifra, publicó el siguiente hilo:
El razonamiento es sencillo: Mapfre ha informado que desde el comienzo del estado de alarma hasta finales de abril, había atendido 8.165 fallecimientos por su seguro de decesos, de los que 3.100 eran de víctimas de coronavirus. Como el seguro de decesos cubre al 47% de la población española y Mapfre tiene una cuota de 13,7% en ese tipo de seguros, un simple cálculo de proporciones nos da:
Ya tenemos los 50.000 muertos de una forma que entendería hasta un niño de primaria, pero, ¿es correcto este cálculo?.
Si queremos establecer proporciones entre diferentes magnitudes, lo primero que hay que ver es si esas magnitudes son proporcionales. Aquí tenemos relacionadas tres magnitudes:
¿Podemos suponer que son proporcionales?, no, es un abuso que salta casi a simple vista. La población cubierta por seguro de decesos no tiene porqué seguir la misma distribución por edad y lugar de residencia que los muertos por coronavirus. Y la cuota de mercado de Mapfre tampoco tiene porqué seguir la misma distribución por lugar de residencia y edad que la cobertura en decesos de la población y los muertos por coronavirus. Voy a intentar justificar algunas de estas cuestiones con datos.
Empecemos con la cobertura del seguro decesos. Unespa, la asociación de aseguradoras, publica cada año informes detallados del mercado de seguros. En el último publicado correspondiente a 2018, podemos ver que, en efecto, el seguro de decesos cubre al 46,6% de la población, pero esa penetración no es uniforme en los diferentes rangos de edades, siendo más contratado por las personas de mayor edad, lo que es bastante lógico porque son las que ven más cercana la muerte.
Lo que nos lleva a un dato clave, el seguro de decesos atendió el 60,8% de los sepelios ocurridos en 2018.
Sólo este dato ya rebajaría la estimación de López Zafra a unos 37.000. Pero hay otro dato que nos puede llegar a estimar que los muertos por coronavirus pueden estar cubiertos en un porcentaje superior a ese 60,8% por seguros de decesos que los muertos en circunstancias normales: el 86,4% de los muertos por covid-19 registrados tiene 70 años o mas; mientras si nos vamos a los muertos en los meses de marzo, abril y mayo de 2019, el porcentaje de fallecidos a partir de 70 años varía entre un 80-81%. Puede parecer poca diferencia, pero en términos de cobertura por seguro en ese rango de edad podría aumentar más del un 5%, ya que son los rangos de edad que más contratan ese seguro.
Resumiendo, hay tantas consideraciones a tener en cuenta, que hacer este tipo de cálculos es muy aventurado. Si queremos saber el verdadero número de fallecidos por covid-19 al margen de los confirmados por test, la mejor fuente el MoMo, que nos muestra que es muy probable que el número real sea mayor que el que se publica, pero en unos niveles de 5.000-6.000 muertos mas, no esas cifras exageradas que dan algunos.
Y por cierto, las cifras de Mapfre si tienen coincidencia con Momo. Si nos vamos al informe de finales de abril, vemos que los decesos covid-19 cubiertos por Mapfre suponían un 38% del total de decesos que había cubierto (3100/8165), lo que coincide bastante con el porcentaje sobre el total de decesos observados del exceso de decesos, 40% (30216/75541).
PD: tiene narices que esta persona publique hoy en Vozpópuli un artículo en que achaque a otros "sesgo de confirmación"
Si por algo se distingue el ser humano es por su arrogancia.
Vivimos en un mundo en el que toda persona parece tener la obligación de opinar sobre cualquier cosa y posicionarse ante las innumerables polémicas, naturales o interesadas, con las cuales los medios de comunicación nos atiborran diariamente. Ante esa necesidad, muchos se creen capacitados para ejercer ese rol, porque son personas cultas, debido a que disponen de un título universitario que así lo acredita. Qué equivocados estamos.
En la cultura occidental -ya global- se ha convertido en un tópico hablar de lo sorprendente que resulta que ciertas corrientes ideológicas o fenómenos sociales se desarrollen en sociedades avanzadas y, por lo tanto, cultas. Todos habremos leído lo irracional que resulta que el nazismo se pudiese reproducir en una sociedad tan culta como la alemana de los años 30, puesto que era uno de los países más industrializados, técnicamente más punteros y con estándares educativos más avanzados del planeta. De ese modo, traemos a la mente el cliché del oficial de las SS que habla varios idiomas, cita a filósofos y toca el piano pero que es, básicamente, un hijo de puta con balcones a la calle. A esta imagen asociamos la pregunta retórica tradicional ¿cómo es posible que personas tan cultas sean capaces de cometer semejantes aberraciones? La respuesta, como ocurre en multitud de ocasiones, es que no se puede responder de forma satisfactoria a una pregunta que está mal planteada y ya es absurda per se. En otras palabras, hemos construido un falso mito en torno a lo que es una persona culta.
Vivimos en unos sistemas supuestamente democráticos en los cuales se supone que los ciudadanos eligen a sus representantes tras un análisis racional de la realidad. Es, por tanto, necesario que esos ciudadanos sean personas cultas, es decir, con la suficiente capacidad intelectual para tomar las decisiones correctas que afecten a los asuntos públicos, pues de otra forma es evidente que dicho sistema no puede funcionar de forma satisfactoria. Ocurre, sin embargo, que los ciudadanos asocian el concepto de ser personas cultas a ser personas educadas, es decir, que han completado distintos niveles educativos con éxito. De ese modo, alguien con un grado en farmacia y un master, que hable razonablemente bien en inglés, es una persona culta, siendo percibida como tal por sus semejantes y por sí mismo. Ese ciudadano considera, en base a esa cualificación, que está capacitado para opinar sobre los distintos asuntos que conforman eso que denominamos opinión pública. Su opinión sobre el sistema fiscal idóneo en su país es considerada más respetable que la de su vecino, encofrador de profesión, a pesar de que ambos han recibido la misma formación en cuestiones económicas, es decir, ninguna. Dicho graduado también se considera cualificado para opinar sobre el cambio climático, la inmigración, la marcha de Messi del Barça, o la literatura rusa de entreguerras.
Supongamos, además, que a nuestro amigo farmacéutico le va razonablemente bien en la vida. Es una persona de éxito con un poder económico razonable ya que regenta la farmacia heredada de sus padres. En ese caso, al hecho de ser una persona con carrera, se le suma el plus de ser una persona a la que le va bien. Sus opiniones ya no son solo las de una persona culta, sino las de una persona exitosa, por lo cual sus posiciones sobre temas que desconoce por completo están aún más auto-valoradas.
Considero que el problema reside en que seguimos alimentando el mito de que una persona es culta cuando lo que queremos decir es que está técnicamente cualificada en un área concreta. Es por ello que saber tocar el piano no te inmuniza contra el totalitarismo. Lo realmente sorprendente es cómo nos hemos convencido de lo contrario.
Los rojos que ya vamos tirando a viejos y que hemos prestado atención a los últimos 30 años de evolución de la izquierda española (batacazo tras batacazo hasta la victoria final) tenemos muy automatizado lo de la autocrítica tras cada cita electoral, cuando constatamos apesadumbrados que nuestros vecinos, amigos y familiares insisten en votar a la gente que les pide el voto para básicamente limpiarse el culo con él mientras abaratan el despido, saquean el país y hacen señales al tío que conduce el volquete de putas y farlopa para indicarle dónde tiene que descargar. Para la derechita punk esto de llevarse un hostión es nuevo y, por lo que ha salido ladrando Abascal, parece que lo de hacer autocrítica no lo llevan precisamente en la sangre. Por eso y por pura deportividad me dispongo a proponer, desde la humildad que me caracteriza, una serie de cinco apuntes que pueden ayudar a todos esos patriotas que todavía andan masticando con dificultad el mojón como un sombrero de picaor que ayer descubrieron entre sus españolísimas muelas.
Para empezar hay que señalar que (1) las cámaras de eco son muy peligrosas (que nos lo digan a los de izquierdas). Lo puedes petar mucho en TikTok pero luego, a la hora de la verdad, todas esas reproducciones no computan a la hora de repartir escaños. Le sé, es muy injusto gastarte una burrada en influercers y bots para que luego te meen los que han tuiteado que tienen un apaño para que las copas les salgan gratis. Probablemente VOX tendría que haber buscado proyectar una imagen más seria, centrándose más en robar y mentir en la puta cara a cualquier periodista que no estuviera absorto masticando DogChow y menos en extender el odio contra migrantes, mujeres, maricas, ecologistas, gente que sabe leer una estadísitca y demás enemigos de España, que es algo que está guay pero que no llega para agarrarte un pedo.
Hablando de robar: (2) la experiencia acumulada demuestra que no se puede tratar a los votantes de derechas como si fueran medio imbéciles. Sin embargo lo primero que han hecho los de VOX (“venimos a acabar con los chiringuitos”) ha sido subirse el sueldo en la mitad de los ayuntamientos en los que han tocado poltrona. A toro pasado es muy fácil darse cuenta del tremendo error que han cometido no subiéndose el sueldo en todos.
Por otro lado (3) está muy bien apostar por el talento joven, pero la experiencia siempre es un grado. Mientras que VOX se ha dedicado a, Marcos de Quinto mediante, poner en marcha una serie de televisiones fachas muy modernas y romperadoras, el PP se ha centrado en comprarse medios de comunicación ya consolidados, como Ok Diario, Anarrosa o el País. Craso error. El votante tradicional de derechas no se deja despistar por el mensaje y se centra en el emisor y claro, todo lo que proviene de emisores nuevos se pone automáticamente en cuarentena, no vaya a resultar que estabas prestando atención a un medio progre que da los buenos días en la panadería o se lava las manos después de mear. Hasta que un periodista no ha sido condenado noventa veces por publicar bulos no está claro que sea trigo limpio.
Entrando en temas más técnicos (4) la mujer del César no sólo tiene que ser honesta, sino que además tiene que parecerlo. Si traducimos este principio a la idiosincrasia conservadora española y constatamos que VOX todavía no ha tenido ningún gran escándalo de corrupción (sé que no es por su culpa: no les ha dado todavía tiempo) resulta evidente que el votante conservador te puede dar su confianza una o dos veces, pero cuando elección tras elección no resulta evidente que vas petadísimo de dinero negro de Florentino y demás ralea, la gente empieza a hacerse preguntas incómodas. ¿No les soborna el IBEX? Entonces, ¿quién lo hace, de qué van? Fallo muy tremendo este que, estoy seguro, se apresurarán a corregir.
Y por último un recordatorio: (5) el voto a la derecha es claramente aspiracional. El votante muchas veces no opta por el candidato con el que mejor se identifica, sino por aquel que más se parece a la persona que querría llegar a ser. Abascal se pasa el día cazando, montando a caballo y participando en carreras de media distancia. Feijoo, por otro lado, no sólo se rasca los huevos cuando presuntamente tiene que trabajar como político (ahí Santi lo clava, la verdad), sino que va un poquito más allá y elije planes mucho más relajados para sus narcovacaciones. Lo mismo VOX no se ha dado cuenta de que España no está llena de gente que quiera ganar un Iron Man, sino de personas que prefieren reposar la cabeza sobre un esponjoso cojín de farlopa.
Más suerte la próxima vez, mis queridos salvaespañas. Dicen que se os está poniendo carita de Albert Rivera y lo mismo alguno piensa en Cuca Gamarra y se alegra, pero lo dicen por otro motivo. Ánimo y ya sabéis: autocrítica, autocrítica y más autocrítica. Seguro que en la próxima cita electoral os va a ir mejor todavía.
Segurísimo.
El periodismo económico en España está lleno de cantamañanas y vendehúmos. A diario nos presentan informaciones que simulan ser objetivas, al estar llenas de número, pero que no son más que opinión sesgada. El titular anterior fue publicado por Daniel Viaña en El Mundo hace menos de 5 meses: España no recuperaría en nivel preCovid hasta 2024 como muy pronto. Pues bien, hoy, el mismo periodista, publica esto:
No tenemos que irnos muy lejos, en el mismo grupo editorial, para ver otro ejemplo. Juande Portillo titula en Expansión en enero que la presión en España había escalado al 42%. Pues bien, tres meses después, no tiene ningún reparo en publicar que la presión fiscal en realidad está en el 38,73% y que, incluso, ha bajado respecto al año anterior.
Cuanto más lo oigo más atónito me deja el discurso de que los agricultores son unos pobrecitos a los que pagan la mercancía muy baja pero la gran superficie la vende muy cara. O que son unos pobrecillos que no ganan ni el SMI. Yo soy de pueblo y he visto otra cosa, y he hablado con otros agricultores, que deben ser marcianos. Todos ellos dueños de su negocio y maquinaria.
Primero, no se puede ser agricultor sin poner mucho dinero en ello. Mis conocidos llevan toda la vida trabajando -el más joven tiene 38, pero la maquinaria la compró su padre-. Un tractor vale 100.000 euros nuevo, calcula la mitad de segunda mano, pero necesitas naves, aperos que van con el tractor, cosechadora si te lo puedes permitir… Esta gente acumula en todo eso entre 250.000 y 500.000€. Tipos que si estás con ellos en un bar pensarás que son pobrecillos, por las pintas. Solo que estos pobrecillos ganan para comprar su maquinaria, hacer naves, y tienen varios pisos en Madrid y Guadalajara (os hablo de agricultores de esa provincia, centrados en cereal y girasol). Desde luego no hubieran podido hacer todo eso si el campo dejara tan poco dinero como ellos dicen. Os aseguro que no hay año que no te digan que la cosecha es mala. Treinta años llevo oyéndoles lo mismo.
El diésel de agricultura es mucho más barato que el de los coches, está subvencionado. (Le ponen otro color y si les coge la guardia civil echándoselo al coche les cae una multa buena). También tienen subvención por cada hectárea que cultivan. Es decir, solo por sembrar les pagan. Con seguro agrario, si pierden la cosecha les repagan. Pueden salir comidos por servidos, en el peor de los casos. Pero a poco que vaya bien la cosecha, ganan dinero. Además el grano fluctúa de precio, como los valores en bolsa. Si tienes una nave, y todos la tienen, lo guardas hasta que se pague bien, y lo vendes en el mejor momento de cotización. Pero sin duda cuando hables con ellos te dirán que la cosecha siempre es mala, que no ganan, que qué mal el campo… gente más llorona no hay en España.
Y sí, es verdad que el panorama ha cambiado, el diésel es más caro, los fertilizantes, sin Rusia de proveedor de gas, etc., también. Pues como a nosotros cuando llenamos el depósito o hacemos la compra.Y no hay duda que el limón o naranja, o verdura, lo pagan a miseria en el campo y lo compramos en la tienda cien veces más caro. Pero tampoco hay duda que cuando vas a comprárselo directamente a ellos: te cobran el precio del súper.
Así que, en resumen, no entiendo que muchos estéis tan en favor de los pobrecitos agricultores que ahora se dedican a protestar porque la política de la UE ha decidido no subvencionar tanto al campo (ojo, tampoco es que les vayan a quitar el dinero). Yo me tomo vinos con esta gente, y me río con ellos, y unos me caen mejor y otros peor. No tengo interés en que se arruinen. Y si tienen que protestar por algo, pues como cualquier colectivo, para eso tenemos una democracia. Pero son lo que son, empresarios que trabajan en su propio negocio, y que ganan dinero con él. Gracias en gran parte a la política de la UE que protege sus negocios. Cuando tuve mi empresa siempre pensé qué suertudos, empiezan el año con un ingreso. Y si no ganan, les basta con vender la maquinaria, comprar pisos y ponerlos en alquiler en la ciudad. Les daría de sobra e iban a vivir cómodamente el resto de su vida. Si siguen labrando es porque el dinero sigue llegando. Sin duda habrá otros en otra situación, pero porqué siguen y gastan diésel en llevar el tractor a Madrid o a Barcelona sin tan mal les va. Que un tractor no supera los 20km/h y gasta como diez coches.
Dejo para otro día el tema de abonos, pesticidas, cortar árboles y agredir al medio ambiente, porque tampoco he conocido gente menos ecológica que ellos. Todo lo que no sea para ganar no sirve, y proteger la tierra es una jilipollez, te dicen. Si por ellos fuera ya no crecería nada en ningún sitio, y no les razones que se cierran en banda o te dicen que qué sabes tú de campo.
Hala, paisanos tractoristas, ya podéis apedrearme por contarlo.
menéame