Trabajé como traumatólogo en Gaza del 25 de marzo al 8 de abril. He sido voluntario en Ucrania y Haití, y crecí en Flint, Michigan. He visto violencia y he trabajado en zonas de conflicto. Pero de las muchas cosas que me llamaron la atención de trabajar en un hospital de Gaza, una me impactó: Casi todos los días que estuve allí, vi a un nuevo niño pequeño que había recibido un disparo en la cabeza o en el pecho, y prácticamente todos murieron. Trece en total. En aquel momento, supuse que había sido obra de un soldado especialmente sádico que se