Cuando se va al Falla hay que pagar un precio. El público, pagar las entradas y conseguirlas, que no es fácil, y por ello hay que tenerles un respeto. Las agrupaciones, pagar trabajándose un tipo, un repertorio y aguantar las opiniones a la cara del que va a verlos. Porque en el Falla todos tienen derecho a decir lo que quieran, los concursantes y el público. Si no quieres pagar ese precio, no vayas.
Lo peor es que esta 'chirigota' amenaza ahora con cantar en la calle. Si en el Falla les hicieron eso, en la calle se los comen.
#4 Pero eso es por otro error de diseño distinto: la zona sensible masculina para llegar al orgasmo se estimula durante la penetración, la de la mujer no siempre o no lo suficiente.
Llenar una sala de conciertos en Tokio no significa nada. Quizás gastos para el que actúa. Un grupito de niñas que bailan mal y cantan peor llena dos veces en semana una sala de 150 personas de la que hablan.
De verdad que lo siento por ellos pero el mundo del arte es así de cruel. No importa lo bueno o malo que seas sino cuánto puedes vender. Ahí tenemos al Koala, toda su vida tocando en grupos por cuatro perras mientras trabaja de albañil, llega un bombazo y se hace famoso. Pasa unos años y a volver a tocar por cuatro perras.
No todos los sindicatos son iguales y no todas las empresas son iguales. Hay sindicatos rastreros o en connivencia con la empresa, aunque deseo creer que son los menos. Y hay empresas irrazonables que no responden si no hay sentencia, a veces ni con ella.
Pero he conocido sindicatos, o más bien comités de empresa, que son reacios a demandar si no es por fuerza mayor, ya que ellos consiguen 'acuerdos bajo cuerda', 'quid pro quo', hoy cede tú y mañana yo. Si se demanda a la empresa se rompe esa entente tácita. Pero si el trabajador insiste en demandar, el sindicato pone los abogados porque es su obligación.
#21 Para RRHH los empleados son números, son intercambiables. Antes se llamaban 'departamento de personal'. Ahora son 'recursos humanos'. No son ni personas, son recursos.