Aparte de que suscribo al 100% el artículo, añadiría que estos niños y jóvenes no son verdaderamente conscientes de lo que están haciendo. Se camuflan con la manada y actúan con ella, pero luego no se ven así mismos como acosadores.
Yo también tenía el combo como esta muchacha (la mejor en notas de mi clase, gafas y jugaba al fútbol) y a pesar de todas las putadas, resistí en el colegio porque el colegio no era el problema ni yo era el problema, sino ellos. Lo tuve muy claro desde pequeña, cosa que parece que no tienen tan claro los adultos.
Cuando salimos de colegio al instituto, si me encontraba con alguno de los acosadores, se acercaban amigables como si no hubiera pasado nada. Y se ofendieron muchísimo cuando, ante una reunión de antiguos alumnos, les dije que prefería que me arrancasen las uñas una a una que volver a verlos.
Ahí queda eso.