La noticia se centra en las indudables ventajas en el campo de la salud, comentando algunos casos. Pero también plantea problemas éticos que me han parecido muy interesantes. Cito algunos:
"Un ejemplo sería cómo gestionarían los padres la enorme (y poco clara) cantidad de información derivada de la lectura completa de un genoma. [...] tener predisposición a sufrir una patología no significa que necesariamente vaya a padecerse. Este conocimiento puede aumentar la ansiedad de los padres que reciben la información del análisis del genoma de su hijo."
"Actualmente, el consenso general en la comunidad médica es que la información sobre un recién nacido que indique que pueda padecer problemas de salud en su edad adulta no debería facilitarse a los padres, ya que no afecta a la privacidad de un infante sino de un adulto, que será quien en su momento deberá decidir si quiere conocerla."
"Además, la información de que un recién nacido es portador de una variante genética maligna afecta a sus familiares cercanos, por lo que existe el dilema de si han de conocer también esa información. Hemos de pensar que nuestro genoma no solo habla de nosotros, sino de todos nuestros parientes de sangre, así que en cierto modo la privacidad de nuestros genomas va más allá de nuestra propiedad."
"Otro tema ético delicado es cómo se almacenaría esa información, quién tendría acceso y cómo se evitaría que cayera en malas manos."
Esta última frase es tan evidente como siniestra, con tantas implicaciones como posibles futuros podamos prever. ¿Habrá algún día ciudadanos de segunda o de tercera, según sus genes? ¿Alguien recuerda Gattaca?
Si ya la lluvia suele ser buena la nieve tiene un valor incalculable. Es agua que casi nunca erosiona, que penetra en la tierra o va a los cauces de manera lenta y progresiva y son embalses en las cumbres de las montañas.
Para gran parte de Latinoamérica que depende del hielo que se va desahaciendo de las cumbres, esto va a ser un problema gravísimo.