En muchos lugares de España los únicos baretos auténticos que quedan son los regentados por chinos que han aprendido a cocinar la compleja gastronomía española (abrir botes gordos de encurtidos y cortar una barra de pan congelada por la mitad para ponerle lonchas de jamón). Los delicados usuarios de estos centros culturales se tratan ahí sanamente de sus adicciones (cerveza y máquinas tragaperras que prometen islas paradisíacas con palmeras y muchachas de voluptuosas curvas). La última mujer que entró en uno de ellos fue Charo Sonsoles en 1983 y así queda acreditado en la foto detrás de la barra junto al cartel: "Hoy no se fía, mañana sí". Si vas a uno de ellos no te olvides de probar las patatas bravas con su exquisita mezcla de salsa de cucarachas y salsa de pus.
#24 más de un allanamiento de morada ha cometido, porque él no es nadie para invadir la morada de nadie. También habrá cometido numerosos delitos de coacciones y amenazas, sin duda.