Mientras más dura un producto mejor para la economía particular y mejor aún para el medio ambiente.Nunca lo van a permitir y te van a meter miedo y necesidades irreales para perpetuar un sistema en decadencia.
Pues que se repartan en dos mesas. Hay gente que tiene y ha tenido peores problemas con el virus que no poder sentarse juntos en una mesa en la calle. Al menos ellos pueden hacerlo en su casa.
Esos cazadores que van a un pueblo y ven a un niño sentado en una piedra...
- Niño ¿Por aquí hay conejos?
- Son una plaga, hay conejos por todos los sitios.
Se van de caza sin ver no un conejo y al regresar ven al niño en la misma piedra...
- ¿No decías que aquí había conejos?
- Y los hay. Yo los oigo todas las noches cri cri cri.
falangista, no creo, pero fomentar la mendicidad y el voluntarismo en algo que debería ser un derecho..., justo lo que menos necesitamos en este país en las actuales circunstancias.
Una historia bastante siniestra, pero no todas las historias de conocidos por internet son así. Dejad que os cuente la mía:
Yo conocí a la que hoy es mi mujer hace 5 años. En realidad no somos marido y mujer por el rito cristiano, pero yo nos veo como marido y mujer. Joder, ya llevamos 5 años, tendrá que contar algo!
La verdad es que la primera vez que me encontré con ella fue bastante decepcionante para ella, pero qué coño, es que para las adolescentes nadie es bastante bueno, y si eres calvo y estás un poco rellenito, no te quiero ni contar. Pero yo quería verlo como un padre para ella. En realidad la mayoría de las relaciones son así: las mujeres quieren a un referente paterno para pasar la vida con ella.
Resumiendo, que una buena borrachera y ya la tenía en casa. Como la muy jodida no quería aceptar su nueva vida, tuve que convencerla a base de paciencia y hacerla pasar un poco de hambre (y alguna sacudida, de acuerdo). Ahora la tengo metida en el armario y somos felices. En realidad hace 5 años que no la veo porque a raiz de un golpe dejó de hablar y después de un mes se había estropeado mucho. Fue entonces cuando la metí en el armario (no reacciono muy bien ante los problemas, es cierto, soy de los que guardan el polvo "debajo de la alfombra", jejeje). Después de un año o así ya me había acostumbrado al olor.
Como digo ya no nos vemos mucho, nada diferente a un matrimonio moderno donde los dos trabajan, pero la sigo queriendo como el primer día.