No sé qué es España. Si la juzgo por su historia diría que es una 'imposibilidad sostenida'. Algo tan indefinido que cuadra con casi cualquier tópico que queramos aplicarle, pero a costa de dejar fuera, indefectiblemente, a una parte substancial del conjunto.
En cuanto al juicio que hace el articulista de los españoles, diría que es útil, en tanto que toque de alarma, pero superficial. Se olvida de que el español medio nunca ha sido ciudadano. Que ha pertenecido al país, pero que el país nunca le ha pertenecido. Que durante siglos mucha gente ha aprendido aquí a vivir tan al margen de la 'cosa pública' como le ha sido posible. Que el abogado nunca ha sido otra cosa que el azote del pobre, ni el juez nada distinto que un órgano de los intereses de los poderosos. Que los aspectos más privados de su vida personal han sido censurados desde la más pacata moral que el mundo ha visto por un catolicismo provinciano y caciquil del que se ha hecho seña de identidad y emblema de la patria.
Que si en los años 70 una parte importante de la población llegó a creer que las cosas podían ser diferentes son muchos los que hace ya décadas que se preguntan "¿Transición... ? ¿A qué?..." Y no me refiero al franquismo, sino a cualquier forma plurisecular de 'más de lo mismo'. Nunca hemos conocido justicia verdadera. Asumimos que el aparato del Estado es el cortijo de los que nos gobiernan, luego es lógico que no no sintamos comprometidos con ese Estado.
¿Somos incultos? Siempre se es demasiado inculto, pero nunca España ha tenido dos generaciones tan preparadas como las presentes. Creo más bien que lo que pasa es que pensemos lo que pensemos actuamos más bien 'desde las tripas' y en el vertiginoso trance del último momento. Somos gente fundamentalmente 'reactiva' que no puede olvidar que nunca nada sirvió en este país de nada.
El conflicto civil tiene además características especiales en España que no se dan en los países de nuestro entorno. La simple desobediencia civil es contemplada como un atentado contra el ser mismo del país, que además no está muy claro cuál es. La propia legitimidad del país no ha dejado nunca de estar sobre el tapete. Y en este marco, lo irremediable es que cuando los españoles se movilizan, de verdad, sea ya para matar y morir.
España para poder llegar a ser lo que tenga que ser debe liberarse de unas élites que se han formado por superposición, capa sobre capa, de todo tipo de privilegiados, desde los Reyes Católicos hasta la actualidad.
Ahora mismo necesitamos que nos auditen las instituciones europeas para que podamos saber qué se ha hecho estos años de la riqueza del país. Necesitamos de jueces capaz de juzgar a nuestras élites sin piedad ni compromiso. Una purga completa. Una 'desespañolización'.
Porque muchos viven en la falsa ilusión de que pueden reemplazar el periodismo. Y es muy arriesgado creerse que el periodismo amateur es mejor que el que hacen los profesionales. Creo que están muy involucrados emocionalmente en la idea de hacer el trabajo de los periodistas. Y es gracioso, porque cuando expresan su enfado suelen acabar con un “Usted no sabe de Internet”. Y mi respuesta suele ser: “Usted no sabe de periodismo”.
Brillante Simon, ha retratado a la perfección lo que ocurre.