Me parece un enfoque terrible el de este artículo. No plantean que quizá uno de los motivos por los que no se quieren tener hijos, más allá de inmadurez o falta de recursos pueda ser que el futuro que les espera a nuestros hijos sea una pesadilla climática, ecológica y social. Hemos metido la directa hacia nuestra extinción y todavía hay gente que se extraña de que no queramos procrear cuando lo extraño sería que quisiésemos, posiblemente por ignorancia, egoísmo o imprudencia. O por un optimismo que supone un salto de fe frente a los hechos y la realidad.