Estaba sentado hace unos años delante de mi ordenador cuando me acordé que tenía que llamar por teléfono a un compañero. Descolgué el auricular y marqué el número de memoria.
Me contestó un tio con muy mal humor diciendo:
- "¿Qué quiere?".
- "Soy Nacho, ¿podría hablar con Roberto Martinez?" dije amablemente.
- "Te has equivocado, gilipollas", me respondió y acto seguido colgó.
No daba crédito a lo que me estaba ocurriendo. Cogí mi agenda para buscar el número de mi compañero y comprobé que, efectivamente, me había equivocado. Pero como aún recordaba el número "erróneo" que había marcado anteriormente, decidí volver a llamar a aquel tio y cuando me cogió el teléfono no esperé a que contestase y le dije:
- "Eres un hijoputa", y colgué rápidamente.
Inmediatamente apunte aquel número en mi agenda junto a la palabra "hijoputa".
Cada dos o tres semanas, cada vez que estaba cabreado (porque tenia que quedarme hasta tarde haciendo un trabajo de la facultad, o me llegaba una mala nota en alguna asignatura, o algún profesor me ponía de mala hostia, o alguna situación por el estilo) volvía a llamarlo y sin dejarle contestar le decía:
- "Eres un hijoputa".
Esto me servía de algún modo como terapia y me hacía sentirme mucho más relajado. Unos meses después, la maldita Telefónica introdujo el servicio de identificación de llamadas, lo cual me deprimió un poco porque tuve que dejar de llamar al "hijoputa".
Pero de repente, un día se me ocurrió una idea: marqué su número de teléfono y cuando escuché su voz le dije:
- "Hola, le llamo del departamento de ventas de Telefónica para ver si conoce nuestro servicio de identificación de llamadas".
- "No" me dijo el tío grosero, y me colgó el teléfono.
Al rato lo volví a llamar y le dije:
- "Eres un hijoputa".
Un mes después, estaba yo esperando con mi coche a que una anciana saliera de la plaza de aparcamiento del… » ver todo el comentario
#3 Váyase usted a los EEUU, paradigma de democracia, y cuénteme lo del respeto a los símbolos, y más concretamente a su jefe de estado actual, el señor Obama. Ni siquiera un llamamiento a su asesinato es considerado delito. Ni le cuento tirar bolitas de pintura a un retrato suyo.
Lo de España es una cuestión de herencia. Un país vaciado de su intelectualidad y en el que cuatro o cinco generaciones se educaron en una dictadura tardará muchas más generaciones aun en entender lo que es la democracia. Mientras tanto prohibimos referéndums y encarcelamos a la gente por sus opiniones, como puede ser quemar un retrato del rey o cagarse en el mismo retrato, que por desagradable que sea no deja de ser una cuestión de libertad de expresión, caballero.
De repente he recordado el chiste que contaban de Rusia:
Un policia de la KGB para a un ciudadano y le pregunta.
- ¿Compañero que opina del Kremlin?
- Mmmm, lo mismo que usted, camarada.
- Pues me temo que tendre que detenerle.
#1 Realmente somos polvo de estrellas. Y estamos hechos del mismo material que los diamantes. Cada uno de nosotros es una probabilidad absurdamente pequeña de todas las plausibles probabilidades. Hay gente que se queja toda la vida porque no le ha tocado la lotería, ¿Se han planteado la suerte que han tenido de que, por ejemplo, sus padres estuvieran ese día, en ese instante, y con ese humor justo en ese lugar en el que se conocieron? Uno podría haber llegado tarde, siquiera unos segundos y ya no estaría aquí.
**
Por otro lado nuestro cerebro está hecho de un tejido, por el que se transmiten impulsos, pero en algún instante, de alguna forma que, en mi opinión, jamás seremos capaces de comprender: Aquí estamos.
Es decir, nuestra consciencia. Para mi eso tambien es algo de lo más jodidamente asombroso del universo. Un montón de células e impulsos electricos crean algo como la mente humana. Todo el mundo debería pensar en algún momento sobre la propia mente humana, nos enriqueceriamos mucho como personas.
La verdad es que el video me ha hecho soltar unas lágrimas, porque me he acordado de una vez que fui con mi madre a ver las estrellas a Sierra Nevada y estuvimos de noche en el pico Veleta. Simplemente nos tumbamos y eran tantas... Y luego haces una proyección astral, viajas con la mente hasta ellas y las ves crecer conforme se acercan, hasta que su tamaño es tan inmenso que te pierdes en tu propia imaginación. Personalmente, creo que disfruto con pocas cosas tanto como mirar las estrellas y pensar en ellas como en una imagen en 3D que puedo rotar, y no solo un plano. Todo el mundo debería hacerlo por lo menos una vez en la vida.
La verdad es que despues de ver estas cosas, te vas a la cocina, te preparas la cena y te pones a leer noticias sobre feministas, corrupción, Urdangarín o crisis y simplemente piensas en los grandes problemas que tenemos estos seres insignificantes que están gritando y corriendo en circulos sobre una esfera de roca y agua que no es más que una esquirla al lado de una estrella que es nada en comparación con una galaxia que se pierde en la inmensidad del brillo de las demás galaxias.
El HAARP se encuentra en Alaska, el fundador de la idea de lo que ahora se llama HAARP fue Nikola Tesla, no fue un don nadie precisamente, hace años me entere por internet de esto, pero es que hace unos dias un articulo de meneame hablaba sobre el, no he podido encontrarlo, pero el articulo decia que la información estaba sacada del canal Historia, donde, segun el articulo, confirmaba que altos cargos, militares, cientificos, que podria servir como una arma para manipular el clima, decia el articulo que el funcionamiento era de enviar un gran voltaje a la ionosfera para manipular el clima,y que se podia conseguir terremotos al mandar un voltaje justo a una zona de la ionosfera, ya que ese voltaje podia rebotar y si cae en una falla provocar actividad sismica.
Solo digo lo que he leido, pero si Nikola Tesla es el creador de esta idea, es para tomarselo en serio.
Soy un antisistema/perroflauta por hablar de esto?
Un candidato está en una entrevista de trabajo. El psicólogo le dice :
- Le voy a realizar un test final para su admisión.
– Perfecto, dice el candidato.
– Entonces el psicólogo le pregunta:
– Usted está en una calle oscura y ve a lo lejos a dos faros viniendo en su dirección, ¿Usted qué piensa que es?
– Un coche, dice el candidato.
– Un coche es muy poco, ¿Qué tipo de coche? ¿Un BMW, un Audi, un Volkswagen?
- ¿Y cómo lo voy a saber ?
– Hummm…, dice el psicólogo, que continúa: le voy a hacer otra pregunta:
– Usted está en la misma calle oscura y ve sólo un farol viniendo en su dirección, ¿qué es ?
– Una moto, dice el candidato.
– Si, pero ¿qué tipo de moto? ¿Una Yamaha, una Honda, una Suzuki ?
– Pero si es una calle oscura cómo lo voy a saber ? (ya medio nervioso)
– Hummm…, dice el psicólogo. Aquí va la última pregunta:
– En la misma calle oscura usted ve de nuevo un solo farol pero más pequeño y percibe que viene más lento, ¿qué es?
– Una bicicleta.
– Si, pero ¿qué tipo de bicicleta?, ¿una bh una bmx?
– No sé !!.
– ¡Ha sido Vd. descalificado! – Dice el psicólogo.
Entonces el candidato, medio triste con el resultado, dice al psicólogo:
– Aunque he sido descalificado, el test me ha parecido muy interesante ¿Puedo hacerle una pregunta, en la misma línea de razonamiento?
Y el psicólogo satisfecho responde, ¡claro que puede!
- Usted señor, está a la tarde casi noche en una calle mal iluminada. Ahí ve una mujer muy maquillada, con un vestido rojo muy corto, contoneándose y moviendo el bolso, ¿qué es?
– Ah! – dice el psicólogo – es una puta…
– Si, pero ¿qué puta? ¿Su hermana? ¿Su hija? ¿Su mujer? ¿O su puta madre?
Me contestó un tio con muy mal humor diciendo:
- "¿Qué quiere?".
- "Soy Nacho, ¿podría hablar con Roberto Martinez?" dije amablemente.
- "Te has equivocado, gilipollas", me respondió y acto seguido colgó.
No daba crédito a lo que me estaba ocurriendo. Cogí mi agenda para buscar el número de mi compañero y comprobé que, efectivamente, me había equivocado. Pero como aún recordaba el número "erróneo" que había marcado anteriormente, decidí volver a llamar a aquel tio y cuando me cogió el teléfono no esperé a que contestase y le dije:
- "Eres un hijoputa", y colgué rápidamente.
Inmediatamente apunte aquel número en mi agenda junto a la palabra "hijoputa".
Cada dos o tres semanas, cada vez que estaba cabreado (porque tenia que quedarme hasta tarde haciendo un trabajo de la facultad, o me llegaba una mala nota en alguna asignatura, o algún profesor me ponía de mala hostia, o alguna situación por el estilo) volvía a llamarlo y sin dejarle contestar le decía:
- "Eres un hijoputa".
Esto me servía de algún modo como terapia y me hacía sentirme mucho más relajado. Unos meses después, la maldita Telefónica introdujo el servicio de identificación de llamadas, lo cual me deprimió un poco porque tuve que dejar de llamar al "hijoputa".
Pero de repente, un día se me ocurrió una idea: marqué su número de teléfono y cuando escuché su voz le dije:
- "Hola, le llamo del departamento de ventas de Telefónica para ver si conoce nuestro servicio de identificación de llamadas".
- "No" me dijo el tío grosero, y me colgó el teléfono.
Al rato lo volví a llamar y le dije:
- "Eres un hijoputa".
Un mes después, estaba yo esperando con mi coche a que una anciana saliera de la plaza de aparcamiento del… » ver todo el comentario