24 de diciembre de 2016. 16.00h. Oficina de FISGONES S. Coop. Madrid.
El teléfono suena de forma ininterrumpida una y otra vez. Ring, silencio, ring, silencio, ring, silencio. Metódico, incansable y con un tono de llamada desfasado que rompe la absoluta quietud de la oficina. Nadie contesta a la llamada; tampoco parece que nadie lo vaya a hacer.
Al fin, tras varias decenas de segundos, el contestador automático da por finalizada la espera. Una voz femenina repite un mensaje con cadencia mecánica, voz algo nasal y leve desgana: Bienvenido. Ha llamado a
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