Las partes móviles del robot artesanal compuesto por chatarra y por elementos electrónicos de diversas procedencias aún se estremecían. Derrumbado parecía un suplicante herido que pidiese el fin. Aún mantenía el color del clan pintado en el chasis y la bandera compuesta por un trapo de color verde y unos diamantes, la insignia de los Rondadores de la Estepa , se mantenía erguida en lo alto de su irregular cabeza pese a los impactos de metralla,los signos de quemaduras por láser, el metal renegrido y la falta de uno de uno de los servomotores que controlaban el armamento y la movilidad del brazo. Los buitres que volaban en círculos alrededor del infinito cielo africano no esperaban por él para alimentarse, era animales listos y acostumbrados a otear el suelo. Con los cadáveres amontonados de los guerreros de los diversos clanes tendrían suficiente para meses. A los buitres no les interesan los motivos de aquello sino su resultado, que por ejemplo el guerrero que aún se aferraba a la escopeta de cuatro cañones alimentada en su carga por un motor eléctrico hubiese luchado por unificar a los clanes de presos les era indiferente o que el que yacía con media cabeza reventada y volada luciendo los huesos engarzados en la armadura de chapas se hubiese unido a los restos de la resistencia por su independencia y por las tradiciones poco podía importarles.
En un lugar apartado de los restos de motos de la caballería lanzasierras, de los drones parcheados con artillería y de la arquitectura de cuerpos sanguinolentos se alzaba una solitaria acacia en el Valle del Rift . A su sombra se decidiría el futuro. El jefe de los vencedores de La Alianza por la Venganza de los Hombres Libres, todos lo conocéis por las imágenes, y el derrotado, el holandés Van der Rohe, al cual conocéis por ser su mano derecha sobradamente, estaban allí rodeados por la plana mayor de la Alianza y los guerreros vencidos. Escuchemos y no hagamos ruido:
- Haz lo que debas de acuerdo a la Ley-dijo el holandés ofreciendo el cuello y de rodillas, era costumbre no tener piedad, aquello de no haber sido ejecutado le molestaba y le irritaba.
-Levanta, no quiero más muertes innecesarias. Necesitamos valientes a partir de ahora ¿Aceptas la unificación? - preguntó el líder.
-Nunca, no eres nadie para ir en contra de la tradiciones, vivimos del saqueo y de la lucha, vivimos de lo que el fuerte y el que controla vende a los del Exterior. Escupo en eso de unirnos y rebelarnos. Termina.
El líder miró entristecido hacia el cielo, décadas de tradiciones, de señores de la guerra recorriendo polvorientas carreteras por botín y ganancias, por contentar a lo del Exterior con diamantes, petróleo, coltán, minerales a cambio de chatarra tecnológica en desuso, alimentos, potabilizadoras y demás lujos y prerrogativas. Sabía el por qué se mantenían las luchas y se incentivaban por haber pertenecido a la Junta de Prisiones británica. Un día, en un despacho que ya no significaba nada, había preguntado que por qué además de la prisión lo de incentivarlos a la muerte y la destrucción. "Serían millones, tío, ¿tú crees que si se pusieran a cultivar o a vete saber qué no tendrían tiempo para pensar en otras cosas? " . Aquel día recibió la cruda verdad con una mueca. Años más tarde cristalizó la mueca en una protesta por el envío de simples carteristas y delincuentes menores y los lemas y eslogans gubernamentales de "el criminal con los animales y los caníbales, a su sitio, allá abajo". El líder desfalleció, aún habiendo ganado no conseguiría revertir las mentalidades. Cogió un fusil que estaba abandonado en el suelo y se lo ofreció al holandés:
-Dispara, soy un cobarde, el que tiene al enemigo a sus disposición y no lo remata es alguien indigno que no merece imponer nada- y se quitó coraza y camisa. Cerró lo ojos.
-Pero...pero eso, no está escrito en ninguna parte. No recuerdo de nadie que hubiese perdonado ¿Es una broma?- dijo el rebelde holandés confuso, Y era cierto. Y sin embargo la apelación a la fuerza y a sus disposiciones sonaba familiar y no desentonaba.
-Estoy harto, veo que no hay forma de cambiar la situación. Peleaba teniendo miedo a morir y no por medrar, si capturaba los envíos a los exteriores y los mantenía era para camuflar mis intenciones, lo que te hayan dicho es mentira. Loa del Exterior nos observan con sus satélites, ante un clan unificado y fuerte mandarán a más presos, eso si no mandan a un ejercito de verdad a hacer limpieza, no esto que ha muerto y sufrido por la tradición-dijo como si la palabra le asquease.-Así que estoy acabado. Y sí, perdono, ¿por qué no? Sólo quería que los de fuera recibieran su castigo , revertir las tornas, echar abajo esta prisión. No puedo, me supera, , dispara. Que nadie le siga o castigue-dijo a los suyos.
Van Der Rohe aferró el fusil, se lo llevó a la cara, pero las dudas y algo indefinido se introdujo en su ser. Era alguien extraño, por el Santo Vengador Kali, este recién llegado. El dedo jugueteó con el gatillo, al nativo le resbalaba una gota de sudor. por la frente . Matar era fácil, siempre lo había sido, querían tu pellejo y actuabas en consecuencia. Matara a alguien que te había vencido y que no quería sino unirse a ti sonaba a crimen absurdo. Quizás fuese interesante aprender y conocer más. El fusil cayó y levanto un poco de tierra rojiza.
-Bien, ¿y ahora qué?- dijo el holandés.
-Primero decirte que el fusil no estaba cargado, imbécil-dijo e líder de la alianza con una sonrisa contenida.
-Pero qué coño....- recuperó el fusil y lo disparó al aire con premura, el disparo retumbó.
Los dos comenzaron a reírse con lentitud, a carcajearse aunque al nativo holandés nacido y criado allí le costaba más por la falta de costumbre. Se apretaron las manos.
-Eres un loco y un mamón pero me caes bien. Explícame esas chaladuras de ideas tuyas- y se sentó a la sombra de la acacia con todos los sentidos puestos en las palabras.
Esto sucedió el 25 de Mayo de 2105 a la sombra de una acacia en el Valle del Rift y rodeados de la negra y asfixiante presencia de la muerte , se fundaron las bases de la clandestina Unión Libre de Hombres en el territorio que los que los habitantes del Exterior, protegidos por sus murallas, sus armas y su tecnología, llamaban Prisión África . El resto de la historia ya la conocemos todos y sería ocioso contarla, ¿no?