Fue prodigioso.
Un día se presentó en el mundo una serpiente que hablaba con muy buenas razones y que vendía manzanas. Parecían manzanas normales pero la serpiente aseguraba que tenían algo muy especial, casi mágico: quien comiera de ellas dejaría de conocer el bien y el mal y volvería al Paraíso, sin saber si estaba desnudo o vestido, sin trabajar jamás y sin preocuparse de nada.
A muchos les pareció una oferta descabellada y la apartaron de su lado con cajas destempladas, cubriéndola de injurias, pero la serpiente se hizo tan desmedidamente rica que consiguió que atribuyeran su idea al camello.