María había nacido en un pesebre, literalmente, entre el mulo de casa y una vaca rancia. Se ocupó de su padre hasta que murió con setenta años, con siete años daba de comer a las ovejas, con diez las ordeñaba, con veinte su novio se pegó un tiro en el pantano, con cuarenta le entraron unas fiebres de Malta y murió, antes regaló una cruz a la parroquia que el cura no quiso porque le parecía muy fea.