---
Si no has leído la Parte 1 y 2, te aconsejo que lo hagas ahora. Parte 1. Parte 2.
---
El Barbudo había pasado en pocos segundos del pánico al shock, para acto seguido ser dominado por la ira. SACTA le acaba de anunciar su inevitable muerte, y a la vez le pedía que se preparase para el impacto. Aquel condenado ordenador se había vuelto loco. El Barbudo pensó que quizá la causa de la parada de motor del aero taxi que ocupaba, era precisamente que la computadora había sufrido algún tipo de error informático. Lo desesperado de la situación, hizo que su instinto de supervivencia se aferrase a esta posibilidad. Haciendo un gran esfuerzo consiguió tranquilizarse lo suficiente, y estimó que desde la altura a la que estaba por lo menos disponía de un minuto y medio antes de estamparse contra el suelo.
—¡Ordenador! Te has quedado colgado y eso ha parado el motor. ¡Resetéate! ¡Ya!
La voz de SACTA sufrió un casi imperceptible cambio de tono.
—Señor, mi nombre es SACTA. Sistema Aútonomo de Control de Tráfico Aéreo. Usted sólo escucha mi voz a través del altavoz pero mi hardware esencial no está a bordo y no se puede resetear fácilmente. No soy un simple ordenador, sino un sistema de inteligencia artificial distribuida.
Por el tono de voz que empleo SACTA, el Barbudo hubiese asegurado que había herido el "orgullo" de aquella máquina. Esto era imposible, porque aquel sistema informático no estaba capacitado para sentir emociones, pero con las redes neuronales artificiales complejas, uno nunca las tiene todas consigo.
—¡No puede ser! Tiene que haber un paracaídas...algo...¡un sistema de emergencia!
—Siento informarle de que el dron supersónico de rescate de esta zona, está ocupado asistiendo a otro vehículo.
El Barbudo se tomó un segundo de su escaso tiempo para maldecir mentalmente su mala suerte, y dedicar un recuerdo a quién quiera que hubiese diseñado el sistema de rescate. Esto actuó como una válvula de escape en su cabeza, que le sirvió para calmarse un poco y luego seguir a lo suyo.
—¿Por qué el dron está asistiendo a la otra nave y no a mí?
—Señor, hay más ocupantes en la otra nave que en la suya.
—¿Lo ves? ¡Tienes que resetearte! ¡Tienes algún sensor mal! ¡Todo el mundo sabe que en un aero taxi solo cabe una persona!
—En la otra nave hay 1,011235 ocupantes y en la suya sólo 1, usted.
Aquel cacharro había perdido la cabeza completamente, pensó el Barbudo.
—¿Pero qué estás diciendo? ¡Eso es absurdo!
—La ocupante de la otra nave está embarazada, señor. Lo siento.
Maldita sea. Aquella máquina funcionaba mejor de lo que parecía. Aún así el Barbudo insistió.
—¿No hay ninguna posibilidad de que el motor vuelva a funcionar?
—0% de posibilidades, señor. El motor se ha desprendido del vehículo por un error humano de mantenimiento. La nave no tiene capacidad de planeo. Cuando el vehículo se estrelle las baterías se incendiarán y el fuego acabará con su vida si no lo hace el impacto.
Aquello no paraba de mejorar.
—¿Y entonces que es eso de prepararme para el impacto?
—Señor, todavía tiene tiempo para grabar un mensaje de despedida para sus seres queridos. Y si así lo desea, ahorrarles pasar un mal rato en los tribunales, acordando en este momento que sean indemnizados con 250.000 euros y renunciando a futuras reclamaciones sobre este accidente.
Aquella máquina del demonio tenía capacidad para negociar indemnizaciones y chantajearle emocionalmente, cuando a él le quedaban apenas 40 segundos de vida.
Continuará...
Imagen: Ben Smith, CC BY 2.0 creativecommons.org/licenses/by/2.0, via Wikimedia Commons