Estamos en España, año 2003. Se hace llamar Don Vito, sí, pero en realidad los camareros de la cafetería Serrano 48 lo conocen como el Chuloputas por sus maneras déspotas. Se mueve con la seguridad de Frank Costello en Infiltrados. Es el capo del barrio y aprovecha todas las mañanas para dejar propinas de cuarenta euros, comprar lotería para todos sus esbirros y hacerlos esperar mientras que el limpiabotas de la puerta le encera los mocasines de setecientos euros.