El precio por litro del gasóleo subiría 9,36 céntimos sin impuestos y unos 11,30 céntimos con IVA, según fuentes del mercado. Un alza que se trasladaría directamente al consumidor y que provocaría la equiparación del precio del diésel con el de la gasolina. El objetivo final de la medida es penalizar el uso del diésel y conseguir una “moderación de la emisión de gases de efecto invernadero”.
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