La belleza de la palabra
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Poema - "Esos momentos"

Quizá no puse

el empeño necesario,

o se trate solo de que tuve mala suerte.

No lo sé.

La sensación,

en cualquier caso,

es la misma:

esos momentos

que valen por una vida

yo no los encuentro por ninguna parte.

Me queda el consuelo

de que mi memoria

no es ya, ni de lejos, la que fue.

Karmelo C. Iribarren

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Poema - "El futuro"

Y sé muy bien que no estarás.

No estarás en la calle,

en el murmullo que brota de noche

de los postes de alumbrado,

ni en el gesto de elegir el menú,

ni en la sonrisa que alivia

los completos de los subtes,

ni en los libros prestados,

ni en el hasta mañana.

No estarás en mis sueños,

en el destino original

de mis palabras,

ni en una cifra telefónica estarás,

o en el color de un par de guantes

o una blusa.

Me enojaré, amor mío,

sin que sea por ti,

y compraré bombones

pero no para ti,

me pararé en la esquina

a la que no vendrás,

y diré las palabras que se dicen,

y comeré las cosas que se comen

y soñaré las cosas que se sueñan

y sé muy bien que no estarás,

ni aquí adentro, la cárcel

donde aún te retengo,

ni allí fuera, ese río de calles

y de puentes.

No estarás para nada,

no serás ni recuerdo,

y cuando piense en ti,

pensaré un pensamiento

que, oscuramente,

trata de acordarse de ti.

Julio Cortázar

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Poema - "Canción de amor"

Espérame

cuando vistas tu soledad de gala

para celebrar lo que nunca vuelve,

cuando sientas el golpe en la garganta

del llanto incontrolado,

cuando un vuelo bajo te haga rozar

las hojas del otoño,

cuando apenas el aliento te sirva

para decir mi nombre,

espérame.

Porque yo sabré entrar sin hacer ruido

y sacar de tu pecho un horizonte.

Alejandro Pedregosa, “En la inútil frontera”

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Poema - "Dos pequeños lagos grises"

A algunos se diría

que no les ha salido nunca al encuentro,

o que no han sabido dar con ella,

o que les ha dado miedo,

pero se ve en sus miradas

-esos diminutos lagos grises

en los que no termina de llover-,

que cuando ellos estaban,

ella acababa de irse

o no había llegado aún.

Si al menos hubiese tristeza.

Pero no hay nada,

solo lo que nunca fue.

Karmelo C. Iribarren

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Hoy pregunta tú a la esfinge

Hoy pregunta tú a la esfinge

y no sigas más su juego,

hazte dueño del misterio

que no tiene más arcano

que el lodo con que se oculta,

que no guarda más secreto

que esos posos cenicientos

con olor a columbario

arrumbado en un desván.

Hoy pregunta tú a la esfinge,

pregúntale a dónde van

los pedestales sin nombre

devorados por el musgo,

los airosos frontispicios

orografiados de grietas,

las lápidas funerarias

que conservan sus plegarias

en solemnes inscripciones

que ni el cantero leyó.

Pregunta al bajorrelieve

si no conoce ese juego

de la imagen que es ausencia,

de la letra que se forma

donde ha faltado la piedra,

de la palabra que brota

donde nada importa ya.

Hoy pregunta tú a la esfinge:

que te cuente qué se hicieron

los diplomas y las leyes,

las actas de los concilios

y las charlas de café,

pregúntale dónde fueron

los amigos de la infancia,

dónde huyeron los carteros,

los sargentos, los bedeles,

las hormigas que peleaban

en un frasco de pastillas,

las llaves, las rebeldías,

las flores, los oropeles

de tanto disfraz de rico,

dónde escaparon las tardes

haciendo caligrafía

sobre cuadernos pautados

de blanca inutilidad, 

en qué pararon los libros,

los aplausos, los congresos,

las carreras, los afanes,

las verbenas, los diplomas

y los barcos de papel.

Hoy pregunta tú a la esfinge

y sabrás que los enigmas

son escudos, son murallas

para ocultar la tristeza

de ser un cero a la izquierda,

un acento circunflejo

en la mirada de un ibis,

un signo interrogativo

de una frase desertora,

abandonada en un punto

suspensivo por de más.

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Haiku 7....

Frontera plena

de contrabando:

la de la edad.

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El miedo siempre...

El miedo siempre

atenaza al corazón,

que no es razón

es ánima.

Eso que nos anima

como las ánimas

en pena o en alegría.

Morir.

Tal vez soñar.

Soñar.

Tal vez morir.

Vivir.

Tal vez sentir.

Sentir.

Tal vez negar.

Morimos cada día

y despertamos

de un sueño eterno

cada día,

a cada hora,

a cada instante.

Una mente nos anima

como si fuéramos ánimas

portando antorchas

en un bosque infinito.

Solas y acompañadas.

Acompañadas y solas.

El miedo siempre

atenaza al corazón,

que no es razón

es ánima.

ContinuumST (Enero, 1999)

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La Higuera - Poemas de Juana de Ibarbourou

La Higuera - Poemas de Juana de Ibarbourou  

Poemas del alma.
"La Higuera" de Juana de Ibarbourou
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Noches del mes de junio

A Luis Cernuda

Alguna vez recuerdo
ciertas noches de junio de aquel año,
casi borrosas, de mi adolescencia
(era en mil novecientos me parece
cuarenta y nueve)
porque en ese mes
sentía siempre una inquietud, una angustia pequeña
lo mismo que el calor que empezaba,
nada más
que la especial sonoridad del aire
y una disposición vagamente afectiva.

Eran las noches incurables
y la calentura.
Las altas horas de estudiante solo
y el libro intempestivo
junto al balcón abierto de par en par (la calle
recién regada desaparecía
abajo, entre el follaje iluminado)
sin un alma que llevar a la boca.

Cuántas veces me acuerdo
de vosotras, lejanas
noches del mes de junio, cuántas veces
me saltaron las lágrimas, las lágrimas
por ser más que un hombre, cuánto quise
morir
o soñé con venderme al diablo,
que nunca me escuchó.
Pero también
la vida nos sujeta porque precisamente
no es como la esperábamos.


Jaime Gil de Biedma
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"Não tenhas nada nas mãos...

"Não tenhas nada nas mãos...

No tengas nada en las manos

ni una memoria en el alma.

Que cuando pongan en tus manos el último óbolo,

al abrirlas nada caiga de ellas.

¿Qué trono te quieren dar

que Átropos no te quite?

¿Qué laurel que no se marchite

en los arbitrios de Minos?

¿Qué horas que no te reduzcan

a la sombra que serás

cuando de noche estés

al fin del camino?

Toma las flores, pero suéltalas

apenas miradas.

Siéntate al sol. Abdica

y sé rey de ti mismo.

[Não tenhas nada nas mãos

Nem uma memória na alma,

Que quando te puserem

Nas mãos o óbolo último,

Ao abrirem-te as mãos

Nada te cairá.

Que trono te querem dar

Que Átropos to não tire?

Que louros que não fanem

Nos arbítrios de Minos?

Que horas que te não tornem

Da estatura da sombra

Que serás quando fores

Na noite e ao fim da estrada.

Colhe as flores mas larga-as,

Das mãos mal as olhaste.

Senta-te ao sol. Abdica

E sê rei de ti próprio.]

Fernando Pessoa

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La despedida

Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.

Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós.

No sé si me quisiste... No sé si te quería...

O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste, y apasionado, y loco,

me lo sembré en el alma para quererte a ti.

No sé si te amé mucho... no sé si te amé poco;

pero sí sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,

y el corazón me dice que no te olvidaré;

pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,

tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós, y acaso, con esta despedida,

mi más hermoso sueño muere dentro de mí...

Pero te digo adiós, para toda la vida,

aunque toda la vida siga pensando en ti.

José Ángel Buesa

Fuente

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Explico algunas cosas

Explico algunas cosas

Y una mañana todo estaba ardiendo

y una mañana las hogueras

salían de la tierra

devorando seres,

y desde entonces fuego,

pólvora desde entonces,

y desde entonces sangre.

Bandidos con aviones y con moros,

bandidos con sortijas y duquesas,

bandidos con frailes negros bendiciendo

venían por el cielo a matar niños,

y por las calles la sangre de los niños

corría simplemente, como sangre de niños.

(…)

Generales

traidores:

mirad mi casa muerta,

mirad España rota:

pero de cada casa muerta sale metal ardiendo

en vez de flores,

pero de cada hueco de España

sale España,

pero de cada niño muerto sale un fusil con ojos,

pero de cada crimen nacen balas

que os hallarán un día el sitio

del corazón.

(…)

Pablo Neruda

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A un general

A un general

Región de manos sucias de pinceles sin pelo

de niños boca abajo de cepillos de dientes

Zona donde la rata se ennoblece

y hay banderas innúmeras y cantan himnos

y alguien te prende, hijo de puta,

una medalla sobre el pecho

Y te pudres lo mismo.

Julio Cortázar

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Poesia - Oración

Poesia - Oración

Habítame, penétrame.

Sea tu sangre una con mi sangre.

Tu boca entre a mi boca.

Tu corazón agrande el mío hasta estallar.

Desgárrame.

Caigas entera en mis entrañas.

Anden tus manos en mis manos.

Tus pies camion en mis pies, tus pies.

Ardeme, árdeme.

Cólmeme tu dulzura.

Báñame tu saliva el paladar.

Estés en mí como está la madera en el palito.

Que ya no puedo así, con esta sed.

Quemándome.

Con esta sed quemándome.

La soledad, sus cuervos, sus perros, sus pedazos.

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Cultivo una rosa blanca

Cultivo una rosa blanca

en junio como en enero

para el amigo sincero

que me da su mano franca.

Y para el cruel que me arranca

el corazón con que vivo,

cardo ni ortiga cultivo;

cultivo una rosa blanca.

José Martí.

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"Dime que sí", Rafael Alberti

"Dime que sí", Rafael Alberti

"Dime que he de ver la mar,

que en la mar he de quererte; compañera,

dime que sí.

Dime que he de ser el viento,

que en el viento he de quererte;

marinera, dime que sí".



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Alturas de Macchu Picchu - Canto XII

Sube a nacer conmigo, hermano.

Dame la mano desde la profunda

zona de tu dolor diseminado.

No volverás del fondo de las rocas.

No volverás del tiempo subterráneo.

No volverá tu voz endurecida.

No volverán tus ojos taladrados.

Mírame desde el fondo de la tierra,

labrador, tejedor, pastor callado:

domador de guanacos tutelares:

albañil del andamio desafiado:

aguador de las lágrimas andinas:

joyero de los dedos machacados:

agricultor temblando en la semilla:

alfarero en tu greda derramado:

traed a la copa de esta nueva vida

vuestros viejos dolores enterrados.

Mostradme vuestra sangre y vuestro surco,

decidme: aquí fui castigado,

porque la joya no brilló o la tierra

no entregó a tiempo la piedra o el grano:

señaladme la piedra en que caísteis

y la madera en que os crucificaron,

encendedme los viejos pedernales,

las viejas lámparas, los látigos pegados

a través de los siglos en las llagas

y las hachas de brillo ensangrentado.

Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta.

A través de la tierra juntad todos

los silenciosos labios derramados

y desde el fondo habladme toda esta larga noche

como si yo estuviera con vosotros anclado,

contadme todo, cadena a cadena,

eslabón a eslabón, y paso a paso,

afilad los cuchillos que guardasteis,

ponedlos en mi pecho y en mi mano,

como un río de rayos amarillos,

como un río de tigres enterrados,

y dejadme llorar, horas, días, años,

edades ciegas, siglos estelares.

Dadme el silencio, el agua, la esperanza.

Dadme la lucha, el hierro, los volcanes.

Apegadme los cuerpos como imanes.

Acudid a mis venas y a mi boca.

Hablad por mis palabras y mi sangre.

Pablo Neruda

Aquí algunos versos recitados por Joan Baez como introducción a la canción "No nos moverán"

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Quise olvidar

Quise olvidar

"Porque yo quise olvidar

y puse un muro de piedra

entre tu casa y la mía.

Es verdad. ¿No lo recuerdas?

Y cuando te vi de lejos

me eché en los ojos arena.

Pero montaba a caballo

y el caballo iba a tu puerta".



Bodas de Sangre, Federico García Lorca

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Happy new year

Happy new year

Mira, no pido mucho,

solamente tu mano, tenerla

como un sapito que duerme así contento.

Necesito esa puerta que me dabas

para entrar a tu mundo, ese trocito

de azúcar verde, de redondo alegre.

¿No me prestás tu mano en esta noche

de fìn de año de lechuzas roncas?

No puedes, por razones técnicas.

Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,

el durazno sedoso de la palma

y el dorso, ese país de azules árboles.

Así la tomo y la sostengo,

como si de ello dependiera

muchísimo del mundo,

la sucesión de las cuatro estaciones,

el canto de los gallos, el amor de los hombres.

JULIO CORTÁZAR

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Poema - Lo difícil

Enamorarse es fácil.

Uno puede enamorarse,

-sin demasiado esfuerzo-,

varias veces al día,

a nada que se lo proponga

y se mueva un poco por ahí;

y si es verano,

ni te cuento.

Enamorarse no tiene

mayor mérito.

Lo realmente difícil

-no conozco

ningún caso-

es salir entero

de una historia de amor.

Karmelo C. Iribarren

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Fe de vida - José Hierro

Sé que el invierno está aquí,

detrás de esa puerta.

Sé que si ahora saliese fuera

lo hallaría todo muerto,

luchando por renacer.

Sé que si busco una rama

no la encontraré.

Sé que si busco una mano

que me salve del olvido

no la encontraré.

Sé que si busco al que fui

no lo encontraré.

Pero estoy aquí. Me muevo,

vivo. Me llamo José

Hierro. Alegría (Alegría

que está caída a mis pies).

Nada en orden. Todo roto,

a punto de ya no ser.

Pero toco la alegría,

porque aunque todo esté muerto

yo aún estoy vivo y lo sé.

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Metamorfosis del Narciso

Fuente de vida

de noches sin mañanas

yo puedo llegar al surtidor

donde he visto súbitamente

la imagen tan amada

que llevaba grabada

en el fondo de mis entrañas.

Yo sé dónde está

el pan de vida

tan blanco es

que cerrando los ojos

lo continuo a ver por transparencia

pan de vida

yo sé dónde está el horno

en las llamas del cual

he visto prefigurada

la imagen tan amada

de Gala tan amada

horno que las totémicas guirnaldas

le sirven de adorno.

Yo sé dónde está

en el fondo de la tierra

el bloque de mármol

donde está contenida

la imagen de Gala tan amada.

Cuatro elementos obsesionan mi Gala

aire, agua, fuego y tierra

que corresponden a mi Gala

que conocí antes de nacer.

¡Aire, aire! es el que respiro

de noche y de día

veo sin cesar la imagen de mi Gala tan amada

el recuerdo de mi Gala tan amada

donde respiro sin cesar

de noche y de día

¡el aire, el aire!

de mi Gala tan amada.

En el fondo sin mañanas

el agua se vierte sin fin

en el surtido del jardín

donde he visto detalladamente

el rostro de mi Gala

tan poco amada.

Autor del poema: Salvador Dalí

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Poema - La chica de la marquesina

Sale de la marquesina y mira

hacia la izquierda;

vuelve y reinicia su pequeño

“claqueteo” nervioso.

No aguanta más, se muere, necesita

que llegue el autobús; la vida, todo

lo que ésta le tenga reservado.

Y lo necesita ya, ahora, esta noche de sábado.

Mañana es una entelequia, una ficción,

un planeta a años luz.

Y vuelve a salir y mira y se consume de deseo.

Es terriblemente desgraciada un segundo,

y al siguiente –llega el autobús al fin– se ríe

y parece que amanece en el mundo.

Y yo la miro y pienso

que, aunque solo fuera por eso,

por esa fuerza, por sentir

lo que ahora mismo está sintiendo ella,

merece la pena vivir.

Karmelo C. Iribarren

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Poema - "Tu espejo es un sagaz"

Tu espejo es un sagaz,

te sabe poro a poro,

te desarruga el ceño,

te bienquiere,

te pule las mejillas,

te despeina los años,

o te mira a los ojos,

te bienquiere.

Te depura los gestos,

te pone la sonrisa,

te transmite confianza,

te bienquiere.

Hasta que, sin aviso,

sin pensarlo dos veces,

se descuelga del clavo,

te destroza.

Mario Benedetti

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Karmelo C. Iribarren: sonríe, es la tristeza

Karmelo C. Iribarren: sonríe, es la tristeza

Allí está la calle: húmeda y ansiosa, con el vértigo de octubre acechando. Pasea por el mercado y es domingo. Puestos en los que la vida se oxida por costumbre. El hombre de negro consulta algunos libros de un papel que es casi espuma, como el mar que está en el aire. Celaya dice en este: «Sólo estás. Estoy contigo. Yo, a tu lado, Tú conmigo». Sonríe levemente.
Lo imaginas casi siempre de espaldas, como en un yéndose constante. La perilla acierta el momento; el pelo en obertura de revuelta. Te mira como desde detrás de un velo de brasas. Y así también contempla el mundo: en un tiempo atroz que capitula; en el silencio incómodo tras una pelea en el coche; en el momento de mirar el cuerpo del otro cuando el furor del sexo ya ha pasado y se definen las siluetas.

menéame