Sí, son tiempos en los que lo más cercano a un orgasmo es conseguir papel higiénico de doble capa. Ahora alguien se considera sexi si tiene un perro de coartada para pasear por la calle y sus manos están más relucientes que las del mayordomo de Tenn. Hasta los besos virtuales se mandan con emoticonos con mascarilla. Los perfiles de Tinder empiezan a parecer una mezcla de Mad Max y el Mercadona. Se ve mucho “superviviente” que ofrece "rollo", pero del de Scottex.
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