Aunque para Karen haberse convertido en mujer era la meta principal, hoy ya no lo es: quiere ser un caballo. Su objetivo es vivir como ese animal y asegura que esta idea le obsesiona desde que tenía siete años de edad. Un documental sobre su vida muestra que con frecuencia participa en campeonatos llamados 'pony-play', donde la gente pretende ser el animal. De no ser subvencionada, se plantearía incluso acudir a los Tribunales por sentirse discriminada frente a los tratamientos hormonales de cambio de sexo, que ya cubre la Seguridad Social.
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