David Lynch, el visionario director que cambió el cine independiente de Estados Unidos desde los años 80, ha muerto y fiel a su estilo, y tal y como hizo a lo largo de su carrera con sus inquietantes películas, se ha negado posteriormente a explicar el significado de su propia muerte, que cada uno tendrá que interpretar a su manera. “…”, ha declarado el director de Eraserhead o Terciopelo Azul cuando se le ha pedido que profundice en el significado último de su defunción.
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He ido cronológicamente y me toca Carretera Perdida.