En pleno siglo XXI España sigue identificada en el extranjero con los toros, el fútbol y el sol, por este orden. Eso explica que lo primero que tenga que hacer un español cuando se presenta con un foráneo es justificarse diciendo que no aborrece los toros, y es que no conocemos a nadie que disfrute con esa barbarie anacrónica. Posiblemente estén todos bailando bajo el influjo del vino oloroso en el vídeo de J.M. Soto.
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