Después de más de 20,000 llamadas telefónicas, un parto inducido, y miles de cartas enfadadas el organismo que controla las emisiones en el Reino Unido tuvo una reunión. El 27 de junio de 1995 dictaminaron que los productores de Ghostwatch, un program de la BBC que se emitió la noche de Halloween menos de tres años, tenía la intención de producir "una sensación de amenaza". O dicho de otra forma, la BBC fue hallada cómplice de asustar a 11 millones de personas.
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