Los ojos enrojecidos por las lágrimas y el rostro desfigurado por la rabia y, quizá, la impotencia. Hoy son «maridos, padres de familia, personas con hijos de la edad que entonces teníamos nosotros».Afectados por los abusos de sacerdotes en los años 70 en La Bañeza se manifiestan ante el Obispado de Astorga, arropados por familiares y amigos, para dejar ver un drama que a «marcado la vida de muchos niños».
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