"Lesbos, todavía un paraíso". Es el cartel que te recibe en la entrada del aeropuerto. Pero cuando nos acercamos al campo de refugiados de Moria, lo primero que llama la atención es el olor a cloaca. "Sí, bienvenido, son aguas fecales y no hay ningún tipo de saneamiento. Cuando hay visitas de políticos se corta el agua para que no huela mal"
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