Un hombre encontró un pequeño nido, hecho con ramas y hojas en su cama. Se trataba del intento de una madre ardilla por construir un hogar para sus dos crías. Desafortunadamente la ardilla no volvió y el hombre tuvo que contactar a un par de conservadores de la naturaleza. Los rehabilitadores de vida silvestre Christina y Michael fueron llamados para intentar ayudar a las pequeñas ardillas. Desafortunadamente, una de las crías no sobrevivió, y decidieron adoptar a la otra a la que llaman pulgarcita
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