De Stanley Kubrick siempre se cuenta cómo desquició a Shelley Duvall en 'El resplandor' obligándola a repetir la escena del bate de béisbol 127 veces. O cómo sus rodajes se alargaban para drama de los productores, que veían cómo el presupuesto —sobre todo entonces, cuando se rodaba en celuloide—se desorbitaba.
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