El norteño Land de Schleswig-Holstein, cuya Audiencia Territorial excarceló la semana pasada al líder independentista Carlos Puigdemont, es una de esas regiones donde debe de doler hacer memoria. Porque, en su día, esta región que hace frontera con Dinamarca fue una de las zonas alemanas donde los nazis consiguieron más éxitos en su camino al poder. Y, sobre todo, porque tras la II Guerra Mundial, la reinserción de miembros del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán fue cosa habitual.