Las colonias de la especie Neocapritermes taracua cuentan con un tipo de defensa único, que proporcionan las termitas obreras al final de sus vidas. Cuando son atacadas, se sacrifican provocando una reacción química explosiva, cuyo resultado es un líquido tóxico que inmoviliza y envenena a su adversario. La Dra. Jana Škerlová y sus colegas del grupo científico han podido describir en detalle el mecanismo por el que funciona la misteriosa enzima que las termitas llevan en sus espaldas.
doi.org/10.1016/j.str.2024.07.015