Primero fue Rajoy y su famoso “¡Viva el vino!”, aunque Aznar no tardó mucho en superarle al ironizar con la campaña de la DGT que decía aquello de “no podemos conducir por ti”, al responder “quién es usted para decirme a mí cuántas copas de vino me puedo beber”. Ahora, Gustavo de Arístegui, poco después de que González Pons tachase de “soviética” la medida de reducir en 10 kilómetros el límite de velocidad en autopistas y autovías, pide un aumento de la velocidad máxima de hasta 40 kilómetros hora.