Lo dice la Constitución. El pago de la deuda goza de prioridad absoluta. Ocurra lo que ocurra hay que pagar a los bancos, al tipo de interés que señalen los incontrolables mercados. La miseria se extiende entre sectores de población cada vez más amplios, pero lo primero es lo primero. El dinero de los impuestos, pensados para sufragar servicios públicos, ahora se lo comen los gastos financieros. La carta magna se reformó hace poco más de un año para eso, para que todo el mundo tenga claro el orden de las cosas. Primero la deuda.