Por primera vez, la ciudad de Madrid ha logrado desbancar a la ciudad de Barcelona como destino turístico nacional. Una vitola que siempre recaía en la capital catalana, pero que según el último Monitor de Competitividad de Ciudades, de UrbanTur, ha cambiado de tendencia: la mayoría de españoles «prefiere ahora la oferta del turismo madrileño por encima del de la Ciudad Condal». Estos días, y según datos de la Concejalía de Turismo del Ayuntamiento de Madrid, la ocupación hotelera alcanzará el 84% durante el puente de la Hispanidad...

La movilización de Sociedad Civil Catalana (SCC) ha tenido lugar en el centro de la capital catalana, mientras que en la fotografía de Telemadrid se ve perfectamente plaza Espanya, con el MNAC y Montjuïc en el fondo. El único elemento común con la manifestación son las banderas españolas, pero ni el tiempo (en la imagen se ve un cielo oscuro, mientras que este domingo ha lucido un sol brillante), ni el entorno coinciden. A pesar del alud de mensajes, Telemadrid no ha rectificado en ningún momento el tuit, que horas después continúa en las redes

Collboni considera que es inadmissible y traslada la solidaridad con la comunidad musulmana. En el grupo había la diputada de Ciudadanos Anna Grau. El terremoto supera los 2.000 muertos.

El ministerio del Interior español había asegurado que las infiltraciones sin autorización judicial de agentes de la Policía Nacional en movimientos sociales de Barcelona habían cesado. Pero todo parece indicar que, nuevamente, el Gobierno faltó a la verdad. Una investigación periodística de La Directa ha descubierto un nuevo agente infiltrado.

Miera y el añorado psicólogo García Barrero cohesionaron a un grupo de rebeldes con causa que renunciaron a las primas y se plantaron para poder desfilar en la ceremonia inaugural.

El autor cuenta su experiencia como alumno de un curso de la Universidad de Barcelona. –Disculpe, profesora, ¿este grupo no es en español? –pregunta una alumna asiática en la primera clase online, luego de entender que no va a entender. –No, no, no. Mis clases son en catalán –responde la profesora.