Mi abuelo paterno, que era uno de esos republicanos de antes, cultos, viajados y con biblioteca, escéptico como todo hombre sabio, solía repetir una frase que yo, de pequeño, no alcanzaba a penetrar del todo: «Los españoles sólo servimos para salir en los cuadros de Goya». No fue sino más tarde, cuando leí libros, viajé y me familiaricé con cuadros como los del 2 de Mayo en Madrid o el Duelo a garrotazos, cuando comprendí a qué se refería mi abuelo, y por qué, entre todos los pintores españoles, utilizaba a Goya como clave lúcida.