José Antonio Samaranch, Manuel Fraga y Fabián Estapé estuvieron implicados al máximo nivel con la dictadura franquista. En su fallecimiento apenas se habló de ello. Visto lo visto, he llegado a la conclusión de que en este país no se hacen obituarios de los poderosos, simplemente se beatifican y, en algún caso, se canonizan directamente.