En zonas de combate, en selvas espesas, en sótanos oscuros, en callejones sin salida, en carreteras fantasmas... podías contar con su temple y su sonrisa (Roberto). Como podías contar con David. Dos currantes del periodismo, dos colegas discretos y tenaces en la verdad, independientes y solidarios, asidos a la justicia y a los derechos humanos, ajenos al virus del tertulianismo, comprometidos, currantes a los que podías confiar la vida.