Históricamente, las naciones “ricas” de Occidente, también conocidas como “países industrializados” o “desarrollados”, han compartido una visión egocéntrica y determinista del mundo y del progreso que ha dominado completamente tanto su esfera política como económica. Con la crisis económica, esta ideología empieza a tambalearse, haciendo creer a sus ciudadanos que se trata de una crisis "planetaria". No se trata de una crisis global, sino de un desplazamiento del capital (dinero) hacia otras zonas. Marx ya lo dijo: "El capital no tiene patria".