Un neblinoso no sé cuántos por ciento de los españoles que no solo considera el chiste bueno, si no que le parece una pieza literaria de una belleza arrebatadora. Una certera radiografía de nuestro tiempo que rivaliza con los clásicos contemporáneos, la nueva Rayuela, el Aleph de nuestro siglo. Se puede afirmar, sin miedo a equivocarse, que el número de personas que opina esto es tan impreciso como el que considera el tuit una asquerosidad repugnante.

Si hay que elegir una experiencia que ha marcado a varias generaciones de niños coruñeses, esa sería el vídeo del parto de la Domus. Podría ser el primer partido del Dépor en Riazor, o el primer bocado a un helado de la Colón, o una vuelta en los desaparecidos caballitos de Méndez Núñez. Pero no, es el parto de la Domus. Esas imágenes continúan en la retina de muchos coruñeses y gallegos, que acudieron a edades muy tempranas y con la inocencia intacta al museo situado en el Paseo Marítimo.