La pesadilla de Ildefonso comenzó una mañana aparentemente normal cuando salió de su casa para ir a trabajar La Guardia Civil se presentó, pero el desalojo no fue inmediato debido a las restricciones legales que impiden actuar antes de que la okupación supere las 24 horas. Al llegar, la familia se encontró con una escena desoladora, muebles destrozados, libros esparcidos por el suelo y pertenencias sacadas al exterior. Además los okupas, instalados cómodamente en el porche, habían montado una piscina y sacado sombrillas y sillas de la casa. «