"Mateo, en verdad más traidor que Judas, quiso vender a la posteridad un Jesucristo antiglobalizador, siempre dispuesto a hacer malabares con panes y peces, repartiendo calimocho en las bodas de Caná entre perros y flautas. ¿Cómo era el auténtico Jesucristo, el Jesucristo histórico? Imaginen a un joven de poco más de treinta años, pulcramente afeitado, de cortos cabellos negros peinados a conciencia, de modales enérgicos. Un emprendedor con firme apretón de manos. Un amigo de sus amigos[...]!