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Enric Mas: “Tengo una autoexigencia bastante grande”

Consciente de que todavía queda lo decisivo de la carrera, Mas no descarta nada por ahora. “Confío en que cinco, seis o siete que están delante de mí caerán por la dureza de los Pirineos, el calor... si vamos a buscar el podio, también creo que tendremos la oportunidad de intentar buscar alguna etapa”, analiza Enric en el hotel del Movistar en Carcasona. “Estamos en el Macizo Central, que sobre el papel son etapas de transición, pero son durísimas. Hoy tengo bastante resaca muscular, espero recuperar bien en este día de descanso...
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Los peligros de ser demasiado autoexigente:

Es natural pretender dar lo mejor de nosotros mismos, tratar de obtener los mejores resultados en todo aquello que emprendemos. Sin embargo, y siendo fieles al principio aristotélico que establece la moderación (en palabras del sabio griego, la templanza) como medida de la virtud, también en la búsqueda de la perfección es preciso encontrar un equilibrio: una autoexigencia feroz en exceso puede volverse desadaptativa y disfuncional.
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Radiografía de los perfeccionistas

Hay personas para las que nada nunca es suficiente y cuyo nivel de autoexigencia les conduce a la frustración permanente. Pero, ¿qué hay detrás de este perfeccionismo? Para poder alcanzar la perfección deseada, desarrollan una autoexigencia feroz e implacable. Y empiezan a escuchar un juez interno dentro de su cabeza que juzga y critica aquellas decisiones, acciones y resultados que les alejan de dicho ideal. Dado que su conducta se rige por medio de un imperativo moral, suelen hablar en términos de “tengo que” o “debo de”.
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¿Tú también te ves mal en las fotos?

¿Cómo influyen el exceso de autoexigencia y la falta de autoconfianza en el desarrollo profesional de las mujeres? ¿Tienen algo que ver con los techos de cristal?
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Los hunos de Camps

Solo una concepción de la democracia vacía, entendida como mera forma de consecución del poder a través de una mayoría electoral, puede eludir el contenido ético que la propia democracia conlleva. Así de lindo y transparente se redactaba el código ético del Partido Popular cuando Aznar dirigía la orquesta en la oposición y los gobiernos de Felipe González tocaban su fin. Eso fue hace 18 años...

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