Menudo cambio. Hoy, he visto pasar por la acera de enfrente a Pablo Iglesias, trajeado, encorbatado, pelado y engominado. Sin coleta. Tras él, a corta distancia, una mujer esbelta , rubia, muy atractiva que apenas puede seguir su paso. Su cara me suena, pero no, no es ella, creo. No sé cómo consigue mantener el equilibrio con ese palmo de tacones, con unas piernas tan largas, aparentemente frágiles. No, definitivamente no es Tania Sánchez.