En verano de 2015, tras el buen resultado electoral obtenido por los nacionalistas kurdos del partido HDP y la ruptura del proceso de paz que mantenían el grupo armado PKK y el Gobierno turco, los rebeldes kurdos optaron por abandonar su estrategia de guerra de guerrillas y llevar el conflicto a las ciudades. Barricadas y trincheras fueron levantadas en barrios de localidades como Varto, Nusaybin, Diyarbakir o Cizre para impedir a la policía entrar en ellos.