No es que quiera estorbarles subiendo una escalera, es que no puedo ir más deprisa. No es que quiera hacerles perder su tiempo en la cola de una ventanilla, es que mi mente ya no es tan rápida como la suya y tardo en enterarme de las cosas. No es que quiera molestarle cuando le dirijo la palabra en un parque, es que, a veces, la soledad pesa demasiado...