Sin ingresos y durmiendo en la calle, Tsuyoshi Kaneko recibió en 2012 la primera oferta de trabajo en años. Ochenta euros al día por un puesto de limpieza que solo tenía un inconveniente: se encontraba en una zona altamente radiactiva de la Zona de Exclusión Nuclear, en la prefectura de Fukushima. «Empecé a ver nublado y a perder la vista», recuerda el indigente de 55 años al relatar sus primeros problemas de salud, que hoy le mantienen inactivo. «Los médicos no encuentran la causa de mis problemas, pero yo sé que es la radiactividad».