Felisa Antón lleva un tiempo sin pisar la parroquia de su barrio. Esta vecina del extrarradio de Palma, católica practicante, se ha puesto en pie de guerra contra la Diócesis de Mallorca por «catalanizar las misas» e imponer la lengua autóctona a los feligreses. Cuenta que el cura siempre canta las canciones en catalán, al igual que la comunión y prácticamente todo el oficio, pese a que la mayoría de asistentes son castellanohablantes.