Son muchos los padres que pasan por un apuro cuando un hijo no quiere saludar a algún conocido o familiar con un beso o con un abrazo, en nuestra cultura no hacerlo es algo grosero. Pero esta mentalidad actual debe empezar a cambiar porque realmente lo que sí resulta grosero es obligar a un niño pequeño a hacer algo en contra de su voluntad sólo porque los padres lo consideran oportuno. Los niños y niñas deben tener sus propias decisiones, las cuáles debes respetar, y además, ser libres de decidir sobre su cuerpo.