Pero ay, el espejismo se acabó, y hoy “el ascensor social está averiado”, frase muy repetida desde el comienzo de la crisis. No sabemos si nos hemos caído por el hueco del elevador, o es que nunca llegó a funcionar de verdad, pero hoy muchos nos redescubrimos como lo que nunca dejamos de ser: clase trabajadora, gente que para vivir no tiene más que su fuerza de trabajo. Entonces cambia el sentido de la propina. No porque se reduzca, que por supuesto mengua en la misma medida que lo hacen nuestros sueldos, propinas devaluadas para un país brut