Al nacer y mientras crecemos antes de llegar a la autonomía personal plena, necesitamos imperiosamente al grupo de referencia, más concretamente a la familia o, cuando esta falla por cualquier causa, a las instituciones sustitutas. Todos damos por supuesto que es así y nos parece bien que así sea, es nuestro pacto natural y, a la vez, social asumido mayoritariamente.